Escrito por Gloriana Ivankovich Escoto
El 30 de septiembre de 1969 un grupo de académicos costarricenses, conscientes de sus responsabilidades con en el proceso democrático y comprometidos con su rol como agentes de cambio, decide fundar la Academia de Centroamérica. En aquel momento, ante la incertidumbre y los riesgos propios del futuro, buscaban generar nuevos conocimientos para promover la adopción de mejores políticas públicas.
De esta forma, hoy hace ya cinco décadas, se plantean la ambiciosa tarea de crear y desarrollar un centro de investigación privado y sin fines de lucro, dedicado al estudio del proceso de desarrollo del país desde la perspectiva económica y social y, en particular, del análisis y la formulación de las políticas públicas vinculadas con él.
Este grupo de estudiosos de la realidad nacional estuvo conformado por profesores universitarios, políticos, formadores de opinión y, en varias ocasiones, formuladores y tomadores de decisiones de políticas públicas. La guía de la Academia, desde su creación, se estableció claramente: “Crear conciencia sobre la importancia del desarrollo económico y social, así como de los mecanismos para lograrlo, dentro wde un marco democrático y de libertades individuales” y “promover el análisis de políticas económicas y sociales desde el punto de vista de la economía de mercado” según rezan su misión y visión.
La definición de su misión, desde su origen en 1969, fue un elemento fundamental para el desarrollo del quehacer de la institución a lo largo de sus cincuenta años. Ha permitido construir, sobre cimientos intelectuales y éticos sólidos, la visión de la Costa Rica que se desea para nuestra sociedad y, en muchos casos, el camino para alcanzarla. La Academia ha planteado propuestas en distintos ámbitos y ante diversos escenarios, en el contexto de una economía de iniciativa privada, pero con una participación estatal efectiva, circunscrita al desarrollo del marco institucional necesario para el buen funcionamiento de los mercados. Así, el proceso de desarrollo económico es capaz de promover una asignación eficiente de los recursos y propiciar la creación de oportunidades y el progreso en general de la población.
El plantearse, a finales de la década de los setenta, el modelo de desarrollo del país y las políticas necesarias para alcanzarlo, sobre la base de la evidencia, fue otro elemento fundamental para definir la identidad de la Academia. El análisis de la situación vigente – el punto de partida – y el contraste con la eficacia de las medidas tomadas a la luz de los resultados ha sido una característica de sus proyectos y estudios.
La continua referencia a los hechos permitió así elevar significa-tivamente el debate público sobre los temas de interés de la Academia.
Llegado este momento surge la pregunta: ¿Cuál sería una forma apropiada de celebrar cinco décadas de existencia de un centro de investigación aplicada como la Academia de Centroamérica?
Después de leer este libro – cuidadosa y meticulosamente escrito por Félix Delgado – queda claro que la mejor forma de hacerlo consiste en analizar una a una las publicaciones realizadas por la Academia de Centroamérica a lo largo de ese tiempo.
De esta forma, Félix Delgado logra una recopilación exhaustiva de la bibliografía de la Academia de Centroamérica durante estos 50 años, algo en sí útil para el uso de los investigadores deseosos de conocer de primera mano la evolución de la coyuntura de la economía del país y de las acciones de política económica tomadas a lo largo de cinco décadas. Asimismo, construye una narración para ubicar al lector en el proceso, -circunstancias, tiempo y lugar- del cual fueron surgiendo las necesarias medidas de política pública en los diversos ámbitos en los cuales ha estado presente la Academia. Agrupa las publicaciones en las principales áreas de investigación: la apertura económica y el modelo de desarrollo, la reforma del sistema financiero, la pobreza y la distribución del ingreso, la agricultura y el crecimiento económico, la tributación y la sostenibilidad de las finanzas gubernamentales, la competitividad y la productividad y, más recientemente, la educación y el cambio climático.
Este libro conduce a dos reflexiones importantes. La primera de ellas es rescatar el valor contenido en las publicaciones realizadas por la Academia desde su fundación. No se trata solo de hechos históricos, sino de letra viva. Para bien o para mal, los temas principales del quehacer académico e intelectual de esta asociación siguen vigentes hoy. Discurrir sobre estos temas a través de los años por testigos de excepción, como han sido los autores de estas publicaciones, resulta un ejercicio necesario -quizás imperativo- para comprender mejor qué ha ocurrido y el por qué de lo acontecido; determinar las causas, apreciar los aciertos y los errores. Si bien la historia no se repite, es, sin duda, elemento invaluable para comprender, de mejor manera, el futuro. Los estudiosos de la historia económica del país encontrarán en esta publicación información muy valiosa para el desempeño de sus actividades.
La segunda reflexión, es reconocer que este libro no es sólo un listado bibliográfico final. En efecto, la Academia de Centroamérica es un centro de investigación activo, comprometido con la misión y visión adoptadas por sus fundadores hace cincuenta años. Continúa, hoy como ayer, inmersa en su tarea de analizar los retos del desarrollo del país y las implicaciones de las políticas públicas propuestas para tal efecto.
En este sentido, reitera una vez más, su compromiso de aportar y nutrir la discusión pública sobre temas económicos y sociales, con planteamientos basados en la evidencia, elaborados con esmero e integridad académica y, sobre todo, acordes con las demandas y las realidades de la sociedad costarricense de hoy y del próximo medio siglo.