E l Banco Central de Costa Rica (BCCR) se ha caracterizado en los últimos años por ejecutar acciones calificadas como heterodoxas o atípicas. Algunas de las decisiones fueron encomendadas por el Congreso, como el cálculo de las tasas de interés de usura, la firma digital y el registro de accionistas, sin mayores implicaciones. Otras, las más relevantes, han sido adoptadas por decisión propia, en parte debido a la compleja coyuntura nacional e internacional, pero especialmente para facilitar el financiamiento indirecto del gobierno.
Como resultado, se ha observado una política monetaria súper expansiva que se reflejó en elevados niveles de liquidez, bajas tasas de interés, mayor endeudamiento externo y caída en las reservas monetarias internacionales. De esta manera se han asumido riesgos excesivos que dificultan la consecución del objetivo central de mantener la estabilidad financiera en sentido amplio y con perspectiva de mediano plazo.
El cambio en la postura del BCCR hacia una mayor heterodoxia se inició el 25 de setiembre del 2018 cuando la Junta Directiva (JD) acordó la adquisición de Letras del Tesoro por alrededor de ₡500,000 millones, aparentemente ante dificultades del gobierno para financiarse en el mercado interno a tasas de interés razonables. Posteriormente vendrían diversas acciones que eventualmente podrían poner en entredicho la credibilidad de la institución:
Con el propósito de mantener la política monetaria expansiva y evitar mayores ajustes cambiarios, todos los programas macroeconómicos, incluido el de enero de este año, siempre estimaron elevados montos de endeudamiento externo, los cuales no todos fueron aprobados por el Congreso. En cierto sentido constituía un mensaje subliminal y alguna presión para su aprobación, con el argumento de que eran baratos. No consideraba la dolarización de la economía, distorsiones en el tipo de cambio, ni el eventual riesgo cambiario implícito, el cual se ha venido materializando. Efectivamente, el tipo de cambio se ha depreciado 15% en los últimos dos años, lo cual ha encarecido el financiamiento en dólares.
A pesar de los altos préstamos externos autorizados (la deuda externa del gobierno aumentó de 12% del PIB en diciembre 2019 a 17% en diciembre 2021 y la del BCCR de 0.4% en junio 2021 a 1.2% en diciembre 2021), las reservas monetarias internacionales (RMI) se mantienen en los menores niveles de la última década, especialmente en relación al PIB. Al 8 de marzo el monto total alcanzó $6,407.2 millones (10% del PIB), incluyendo los depósitos por encaje de los intermediarios ($2,850 millones), los del gobierno y la captación recientemente autorizada. El exceso de liquidez y las bajas las tasas de interés para permitir financiamiento barato al gobierno, ha estimulado las salidas de capital privado en busca de mayores rendimientos en los mercados externos. El caso típico es el de los fondos de pensiones.
Con las políticas seguidas, no se han ponderado los mayores riesgos futuros asociados a atrasos en el cumplimiento del convenio con el FMI, la incertidumbre del proceso electoral, el cambio de administración, o los impactos de oferta, como los que se experimentan en este momento. Los bajos niveles de RMI restan flexibilidad al manejo monetario y cambiario y generan desconfianza e incertidumbre. La aprobación de la Ley Marco de Empleo Público permitirá ingresos adicionales por el orden de $850 millones. Nuevamente el financiamiento externo de último momento sacará las castañas del fuego al BCCR. Es de esperar que la reunión de política monetaria de este 14 de marzo acelere el aumento de la tasa de interés de política monetaria.
Finalmente, llama la atención el último informe del FMI donde recomienda medidas para afianzar la ley orgánica del BCCR haciendo hincapié en la autonomía operativa y la gobernanza del BCCR. Aun cuando son bienvenidas, no se sabe a ciencia cierta a qué tipo de reformas se refieren, pero se ha demostrado que la autonomía de los bancos centrales más que de leyes, dependen de la personalidad de las cabezas de la institución. En el futuro cercano habrá que remover algunas de las acciones antes mencionadas, otorgarle mayor transparencia al sistema cambiario y retomar las reformas estructurales para mejorar la competitividad y eficiencia del sistema financiero.
Envíe sus dudas o comentarios a zunigafn@racsa.co.cr
Las opiniones expresadas en esta publicación son del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de la Academia de Centroamérica, su Junta Directiva, ni sus asociados.
Publicación original en CRHoy.com (14/03/2022)