N os dice el Banco Central que la economía va mejor de lo esperado. La actividad económica crece más y el déficit fiscal es menos de lo pronosticado en febrero pasado.
Es reflejo de que la economía mundial va también mejor de lo proyectado, por lo cual las exportaciones, especialmente de empresas en zonas francas, están creciendo mucho. En lo fiscal, la austeridad en el gasto más los efectos positivos de la recaudación de los nuevos impuestos introducidos por la Ley 9635, del 2018, y la aplicación de la factura electrónica han mejorado mucho el resultado del gobierno.
El Banco Central nos dice también que el resto del 2021 y el 2022 el país seguirá avanzando en ambos frentes: la reactivación y la solución fiscal. Para ello, supone que serán aprobadas las leyes que faltan del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (empleo público y más impuestos) y que la regla fiscal que limita el crecimiento del gasto seguirá siendo aplicada. Son supuestos fuertes. En época electoral aumenta el riesgo de un cambio de dirección en la política económica.
De hecho, ya se escuchan candidatos y precandidatos que se oponen a la aprobación en segundo debate de la ley de empleo público. Amén del golpe que la misma Sala IV le dio al proyecto. Otros candidatos se oponen a los impuestos adicionales que están dentro del acuerdo con el Fondo. Alguno ha propuesto modificar lo aprobado con el Fondo y otros amenazan con no cumplir la austeridad necesaria en el gasto dictada por la regla fiscal. Y, prácticamente, nadie habla de las reformas que permitan al país un mayor potencial de crecimiento a mediano plazo. La visión de los políticos no llega tan lejos.
Pienso que tal vez la abundancia de liquidez propiciada por las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales alrededor del mundo, incluido el nuestro, más la disponibilidad de mucha deuda externa, puede estar generando una falsa sensación de que ya todo está resuelto.
Pero no es así. Las condiciones de holgura no se sostendrán perpetuamente. En algún momento los bancos centrales tendrán que poner freno a sus políticas expansivas. La deuda externa puede dejar de ingresar, y más aún si no corregimos los problemas estructurales del país, tanto en lo fiscal como en la competitividad.
La economía de Costa Rica aún camina en la cuerda floja. Un paso en falso nos lanzaría al precipicio.
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Publicación original en La Nación (06/08/2021)Complete the following form and join Central America Academy for information and regular updates.
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