E n Costa Rica existen dos empresas productoras de cemento. Ambas son subsidiarias de empresas internacionales, cuyas acciones se transan en bolsas de valores, y cuyas casas matrices provienen de México y Suiza respectivamente. De más está decir que ambas son empresas sumamente organizadas y su información global es pública.
Ahora bien, impresiona que el gobierno -y por sus declaraciones personales concluyo que el propio Presidente Luis Guillermo Solís- se interesaran en este mercado, pues al existir sólo dos empresas, esto constituye una condición técnica de duopolio, y según la teoría económica que el Presidente deja ver en sus comentarios, un mercado con sólo dos proveedores y muchos compradores pone en desventaja a los compradores.
Lleva razón el Sr. Presidente en preocuparse por la poca concurrencia de oferentes en un mercado que es importante para el desarrollo del país. De hecho, creo que estamos en un momento ideal para que todos los miembros del Consejo de Gobierno, y también los diputados, reflexionen sobre este problema y su impacto en el desarrollo económico del país. Son muchos los mercados que en Costa Rica están dominados por uno o dos participantes. Algunos como el del arroz y el azúcar, incluso poseen leyes especiales que les otorgan distintos tipos de privilegios, que se traducen en que millones de consumidores subsidian a una organización que dispone de una ventaja monopolística sancionada por ley.
Si este problema ha llamado la atención del Sr. Presidente, como país podríamos aprovechar el “momentum” mediático para reflexionar qué se puede hacer al respecto.
Para el caso del cemento, creo que la decisión básica del Sr. Presidente y su equipo, fue muy acertada: en lugar de realizar un control de precios o de márgenes de utilidad, se decidió promover la competencia mediante un aumento en la cantidad de oferentes, al pasar de dos, a tres. O sea, el Presidente Solís pensó que era mejor liberar las fuerzas del mercado, que ejercer nuevas regulaciones o controles de precio, lo cual es un gran avance.
Santo Tomás de Aquino pensaba que el valor de las cosas estaba determinado por Dios, de modo que cuando el precio de un producto estaba por encima de su valor, al vendedor podían enjuiciarlo por cobrar un precio “injusto”. En cambio, el modelo de precio determinado por las curvas de oferta y demanda que se estudian en cualquier curso de economía fue más claramente elaborado por el economista inglés Alfred Marshall (1842-1924). Podríamos decir que el presidente en su análisis se acerca más a Marshall que a Santo Tomás. La teoría económica, así como la evidencia empírica apoyan -hasta aquí- el accionar del Presidente.
Ahora bien, llama la atención que el equipo económico que asesora al Presidente haya considerado que era suficiente pasar de dos a tres oferentes. ¿Porqué no pensaron en incluir más oferentes? Y la pregunta más difícil de todo esto: ¿cómo hacerlo?.
Propongo que quienes asesoraron al presidente para ejecutar el plan de bajar el precio del cemento, podrían haber evitado riesgos de conflictos de interés, riesgos reputacionales y hasta legales para gente del más alto nivel político, potenciando otras herramientas existentes en nuestro esquema institucional. Quizás el problema es que hay tantas instituciones que cuando se detecta una necesidad, ni siquiera se piensa en cuál oficina es la que debería hacerse cargo del problema.
Supongamos hipotéticamente que el tema de los mercados con alta concentración se tocó en una reunión del Consejo de Gobierno. Imaginemos la escena y la discusión: el Ministro de Economía expone un listado de los mercados que el ministerio monitorea y que poseen una “C4 mayor a 80%”, es decir una concentración donde los principales cuatro proveedores dominan más del 80% del mercado.
El Ministro y algún asesor económico, exponen cómo esta situación -en tantos mercados- limita el desarrollo del país al poner a los consumidores en desventaja, obligándolos a pagar sobreprecios inherentes a la estructura de esos mercados “oligopólicos”. El propio ministro toma la iniciativa y propone lo siguiente:
Ministro de Economía: “Señores, con el apoyo de la Comisión para la Promoción de la Competencia, COPROCOM, hemos identicado que los siguientes mercados poseen una alta concentración, definida esta como un coeficiente C4 mayor a 80%.”
Y proyecta la filmina con 20 mercados, en 5 de los cuales el C4 llega al 100%, todo el Consejo de Gobierno queda boquiabierto.
Ministro de Economía: “Estos mercados serán prioritarios para el monitoreo de la COPROCOM, identificando en primer lugar la existencia de denuncias o señales que nos induzcan a pensar en la posibilidad de prácticas monopolísticas absolutas o relativas. Pero no nos quedaremos ahí, queremos mejorar la competitividad de esos mercados eliminando barreras de entrada a esas industrias, de modo que se creen oportunidades para que puedan ingresar muchos competidores. Necesitamos crear las condiciones de mercado óptimas, para que podamos obtener los beneficios de la mano invisible a que hacía referencia Adam Smith con todo su potencial para optimizar la asignación de recursos.”
Algunos miembros del Consejo parecen desconcertados y piensan: “¿quién era Adam Smith, era bueno o malo?” ; pero siguen atentos la exposición…
Ministro de Economía: “En un mes traeremos un informe con recomendaciones concretas para simplificar las regulaciones en estas industrias, para disminuir o eliminar aranceles, vamos a revisar todos los reglamentos técnicos y leyes especiales de algunas industrias para asegurarnos que eliminemos barreras de entrada, y todo obstáculo al comercio cuyo costo supere el beneficio social. Todas estas leyes y regulaciones que otorgan beneficios especiales serán sometidas a un test de costo-beneficio. Prepararemos un plan de fomento y apoyo financiero que sea interesante para el BCR y el BNCR. Publicaremos las medidas para desentrabar los temas de permisos y procesos aduanales para ganar el apoyo de la población. En fin, todas las opciones que nuestro sistema institucional nos ofrece, están sobre la mesa, y todo será publicado. Ha llegado el momento de tomar acción para crear condiciones de mercado abiertas a todos los competidores. Esto ayudará a bajar los precios de decenas de productos, que impactarán positivamente en el bolsillo y el ingreso de toda la población, especialmente de los ciudadanos de a pie. Según estimaciones preliminares de la UCR, obtendremos un beneficio para la sociedad equivalente a un 4% del PIB”.
Todo el Consejo de Gobierno se pone en pie y aplaude. El Sr. Presidente mira a su Ministro con una sonrisa y piensa para sus adentros “lo que más me gusta de todo el plan es lo interesante que será para los medios, nos presentaremos como un gobierno proactivo que busca soluciones permanentes, y creo que además me dará la oportunidad de acercarme a ese diputado que no me deja en paz…, me encanta”.
Luis Guillermo Solís: “Adelante Señor Ministro, mientras Ud. hacía su exposición le pedí al Ministro de Comunicación que convoque inmediatamente, a conferencia de prensa para de hoy en un mes exacto, y quiero que Ud. me acompañe.”
Articulo original de CRhoy