L a empresa OpenAI presentó la semana pasada en las redes sociales un programa tipo chatbot en idioma inglés, llamado ChatGPT, que trata de contestar preguntas como lo haría un ser humano. Muchas personas probaron la herramienta y la conclusión generalizada es la calidad de las respuestas, al punto que da la impresión de que un ser humano pudo haberlas escrito. De acuerdo con algunos expertos, ChatGPT es finalmente el debut en sociedad de la inteligencia artificial y el mejor ejemplo de su potencial para el público en general.
Picado por la curiosidad, decidí probar los alcances de ChatGPT y le realicé varias preguntas en inglés:
¿Cuál es el potencial de la IA para transformar la sociedad? Su respuesta traducida por Google fue la siguiente: «La IA tiene el potencial de transformar muchos aspectos de la sociedad, incluida la atención médica, el transporte, la educación y la economía. Aquí hay algunos ejemplos de cómo la IA se está utilizando en diferentes campos:
Luego, motivado por el debate de los últimos días, le pregunté a ChatGPT si la IA podría ser una amenaza para la democracia. El robot contestó: «La IA también plantea una serie de preocupaciones éticas y sociales, incluidas cuestiones relacionadas con la privacidad, los prejuicios y la posible pérdida de puestos de trabajo. Como resultado, el desarrollo y uso de la IA es un tema de debate y discusión significativos. Aquí hay algunas formas en que la IA podría potencialmente amenazar la democracia:
En general, es importante que los gobiernos y la sociedad consideren cuidadosamente los posibles riesgos e implicaciones de la IA y tomen las medidas adecuadas para garantizar que se use de manera responsable y ética que respete los valores y principios democráticos».
Finalmente, le pregunté si mi trabajo como economista estaba en riesgo por la IA y respondió: «Es difícil predecir con certeza si la IA representará una amenaza para su trabajo como economista. Si bien la IA tiene el potencial de automatizar ciertas tareas y hacer que algunos trabajos queden obsoletos, también es probable que cree nuevas oportunidades y demanda de trabajadores con las habilidades y el conocimiento para trabajar con IA».
«Como economista, es posible que pueda utilizar la IA para mejorar su productividad y eficiencia al aprovechar las herramientas y los sistemas basados en la IA para analizar datos y hacer predicciones y decisiones. Por ejemplo, la IA se puede usar para analizar datos económicos e identificar tendencias y patrones que pueden no ser evidentes para el ojo humano, o se puede usar para automatizar tareas rutinarias como la entrada y el análisis de datos».
«Sin embargo, también es importante ser consciente de los posibles riesgos y desafíos que la IA puede plantear para su trabajo y la economía en general. Por ejemplo, la IA puede provocar el desplazamiento de algunos trabajadores y contribuir a la desigualdad si los beneficios de la IA no se distribuyen equitativamente. Es importante que los economistas y los tomadores de decisión consideren los impactos potenciales de la IA en la economía y trabajen para garantizar que todos los miembros de la sociedad compartan sus beneficios»
Las respuestas de ChatGPT no las puede haber escrito mejor y creo suscribir cada una de sus recomendaciones y sugerencias. Luego de terminar mi diálogo con mi amigo cibernético, terminé impresionado, aliviado y preocupado a la vez. La IA llegó para quedarse, pero estoy seguro de que quedan muchas preguntas por responder.
Envíe sus dudas o comentarios a victor.umana@incae.edu.
Las opiniones expresadas en esta publicación son del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de la Academia de Centroamérica, su Junta Directiva, ni sus asociados.
Publicación original en La Nación (08/12/2022)