A l cierre del 2021 la macroeconomía costarricense presenta un mejor panorama. La producción nacional da señales de reactivación, aunque aún falta un mayor impulso para crecer a tasas por encima del 5 % en términos reales en forma sostenida. El desequilibrio fiscal se ha contenido, se están cumpliendo las metas cuantitativas acordadas con el Fondo Monetario Internacional, pero la razón Deuda Publica/PIB permanece elevada.
La tasa de desempleo ha descendido desde el crítico 23% registrado en el periodo más duro de la pandemia, pero no tanto como para retornar a los niveles de los años pre-pandemia. La tasa de inflación se mantiene dentro del rango meta establecido por el Banco Central de Costa Rica, pero asoman indicadores de alza de precios por choques en la economía mundial que afectan materias primas fundamentales como los combustibles, y el aumento en el costo de la logística de transporte.
Las exportaciones mantienen el dinamismo que las ha caracterizado en años recientes y la inversión extranjera directa se ha ido recuperando. No obstante, una economía pequeña y abierta como la costarricense es muy vulnerable a choques externos, los cuales impactan sensiblemente un macroprecio fundamental como lo es el tipo de cambio. Por otra parte, si bien el grado de dolarización financiera se ha reducido, los impactos cambiarios afectan los precios internos por el rápido mecanismo de transmisión inflación-devaluación. A lo anterior se une el elevado componente de productos de consumo y materias importadas de origen externo. Aunque a nivel macro la tasa de inflación luce baja, la realidad es que la presión inflacionaria que siente el ciudadano es alta. El costo de vida vuelve a figurar en las encuestas de opinión ciudadana como una de las principales preocupaciones, después del desempleo.
En medio de estos desarrollos cabe preguntarse ¿Cómo le ha ido a la gente?
La tasa de desempleo ha bajado, pero no se han corregido algunos problemas estructurales en el mercado laboral como la elevada tasa de desocupación femenina y el alto desempleo entre jóvenes. Se ha estado incrementando la desigualdad en la distribución del ingreso. Las jornadas laborales no se han flexibilizado, lo cual dificulta la consecución de empleos a tiempo parcial. Se mantiene una alta esperanza de vida, pero el adulto mayor no experimenta una mejora en su calidad de vida.
El país ha perdido valioso capital humano (educación), lo cual redunda en una oferta laboral que no satisface los requerimientos de la demanda. En el 2018, el déficit habitacional alcanzó la cifra de 180.241 hogares, lo cual representaba en ese momento el 11,5% del total de hogares. Por otra parte, persisten brechas importantes en cuanto al ingreso promedio por hogar, la tasa de desempleo y la pobreza al comparar la Región Central con el resto del país. Es decir, el país presenta una alta fragmentación y concentración a nivel regional.
Según la Encuesta Nacional de Hogares la incidencia de la pobreza entre los hogares costarricenses es de 23,0 %, porcentaje equivalente a 383 505 hogares en pobreza. La tasa de desempleo abierto entre los pobres es 3,1 veces más alta que la de los no pobres (24,5 % frente a 7,3 %). Entre los ocupados en condición de pobreza el 84,5 % tiene un empleo informal, mientras en los no pobres la informalidad se presenta en el 31,3 %.
En términos generales, se ha estimado que alrededor de un millón de personas laboran en el sector informal, con bajas remuneraciones y nivel educativo. La situación se agrava con una presión inflacionaria fuerte, que en gran medida se explica por el bajo nivel de competencia que prevalece en importantes sectores de la economía. No por casualidad Costa Rica se cuenta entre los países más caros de América Latina.
En conclusión, la evolución de la economía en lo macro presenta avances importantes, con áreas que necesitan consolidación de frente a los desafíos a futuro. Sin embargo, las políticas a lo macro no son suficientes o pueden verse limitadas si no se complementan con políticas a lo micro. Sectores importantes de la población sufren alto desempleo, pobreza, desigualdad en la distribución del ingreso, bajo nivel educativo, carencia de vivienda propia, bajo nivel educativo, entre otros aspectos. La macro luce un poco mejor, pero lo micro (la gente) parece que no tanto, y no necesariamente por la pandemia. La mayoría de los problemas apuntados son ya de larga data y siguen esperando soluciones eficientes y efectivas.
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Publicación original en crhoy.com (12/11/2021)Complete the following form and join Central America Academy for information and regular updates.
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