M ás allá de saber si las justificaciones para invadir, que ha dado el presidente Putin, son válidas o simples excusas, y sin yo ser experto en la materia, pareciera que se acelera el reacomodo de las fuerzas entre Occidente y Oriente —Estados Unidos y Europa versus Rusia y China—. También pareciera haber un reajuste del actual orden internacional. Curioso que la invasión se diera justo cuando Rusia preside el Consejo de Seguridad de la ONU.
En principio, el conflicto bélico tendrá un impacto grande sobre la economía de Ucrania, dadas las importantes reservas de minerales que tiene, siendo un importante productor de cereales a nivel mundial, y al ser parte crucial de la ruta del gas que va de Rusia a Europa. Los efectos negativos se trasladarán rápidamente a Europa y al resto del mundo. De hecho, la primera reacción de los mercados fue un alza estrepitosa de los precios del petróleo, metales y cereales.
A eso hay que sumarle que la reacción de Estados Unidos y Europa se ha concentrado, de momento, en imponer sanciones de corte económico. Unas dirigidas a cortar el flujo de dinero de las empresas y las instituciones financieras rusas. Otras a restringir las principales exportaciones rusas, como el gas, del cual, el 85% va para la Unión Europea.
Si bien estas medidas pueden golpear fuertemente a la economía rusa, el resto del mundo también se verá afectado. Europa, directamente, donde un tercio del gas que importa viene de Rusia. De ahí la reticencia de algunos de no querer utilizar el gas como instrumento de sanción a Rusia.
Costa Rica, a pesar de estar tan lejos de la zona de conflicto, igual sufrirá, ya que somos importadores netos de todas esas materias primas. Al tener que pagar más caro por los derivados de petróleo, metales y cereales, nuestro poder adquisitivo se verá disminuido.
En el corto plazo es poco lo que podemos hacer. Pero, en el largo plazo sí se puede reducir la alta dependencia de estas importaciones. Por ejemplo, se le podría dar un mayor impulso a la electrificación del transporte, sobre todo, el público, combinado con una mayor generación de energías limpias (solar y eólica, especialmente), y así disminuir la dependencia del petróleo importado. Con ello, el impacto negativo de los conflictos geopolíticos, lejos de nuestras fronteras, sería menor.
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Publicación original en La Nación (25/02/2022)