D esde mayo del 2020 el tipo de cambio del colón con respecto al dólar viene aumentando. El proceso se intensificó durante el primer semestre del presente año. El tipo de cambio de compra de referencia promedio mensual pasó de ¢641 en diciembre a ¢693 en junio. Una variación semestral del 8,1%.
¿Cuáles son las causas de este comportamiento? En forma muy simplificada, podemos dividir los factores que inciden en el tipo de cambio en dos grupos. Un conjunto está relacionado con modificaciones en los precios y volúmenes de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios.
El otro conjunto está asociado con las variables económicas que determinan los movimientos internacionales de capital. Dos ejemplos de estas variables son las decisiones oficiales de endeudamiento en el exterior y las tasas de interés externas versus las tasas locales que atraen o expulsan el ahorro entre países.
Al iniciarse la pandemia, durante los primeros meses del 2020, el precio del petróleo cayó en forma muy acentuada. Sin embargo, en el 2021 se situó por encima del nivel previo a la pandemia, y en el 2022 aumentó fuertemente al darse la invasión de Rusia a Ucrania.
Otras materias primas importadas (cereales, materiales de construcción y fertilizantes) también subieron de precio a causa de la guerra. Indudablemente, este factor externo ha presionado el tipo de cambio al alza.
Como un efecto de la pandemia, la entrada de turistas prácticamente desapareció en el 2020. Se recuperó lentamente en el 2021, pero apenas alcanzó la mitad de las cifras anteriores a la pandemia, y en el 2022 la recuperación ha continuado, pero sin alcanzar el nivel del 2019.
Tras la recesión ocasionada por la pandemia, los bancos centrales en todo el mundo siguieron políticas monetarias expansivas para amortiguar la recesión. El Banco Central de Costa Rica (BCCR) redujo la tasa de interés de política monetaria y los encajes en moneda nacional. Era lo que correspondía hacer. Habría sido suicida mantener una política monetaria de contracción monetaria en plena gran recesión.
Sin embargo, el bajo nivel de las tasas de interés en colones, el riesgo país y las expectativas de devaluación, especialmente en el 2021, hicieron que fuera más rentable invertir en dólares.
Esto indujo a las operadoras de pensiones complementarias (OPC) a dolarizar sus carteras y a invertir en el exterior. Al respecto, se pueden realizar cuatro observaciones.
Primero, el frío no está en las cobijas. Las OPC no son las causantes de la devaluación. La causa fundamental está en el contexto de las tasas de interés locales en colones, las tasas de interés externas, el riesgo país y las expectativas de devaluación.
Segundo, las OPC aumentaron sus inversiones en dólares en el 2021 en aproximadamente $1.605 millones. Sin embargo, en lo que va del 2022 hasta el mes de mayo, el aumento de estas inversiones fue de tan solo $48 millones, es decir, la fuerte devaluación del 2022 no coincide con el comportamiento de las inversiones de las OPC en dólares.
Tercero, no se debe olvidar que el BCCR debe seguir su política monetaria y cambiaria en función de las condiciones macroeconómicas del país y no en función de las OPC. Sin embargo, no debemos olvidar que el objetivo de las OPC no es de orden macroeconómico. Su principal objetivo es optimizar la rentabilidad y la seguridad de los recursos de sus afiliados.
La ley sabiamente establece que los recursos de los fondos no estarán sujetos a las disposiciones de regulación del Banco Central de Costa Rica. Es decir, no debemos confundir los instrumentos de política monetaria y cambiaria con los de la regulación prudencial de las pensiones.
Cuarto, es importante resaltar que, ante el cambio en las condiciones macroeconómicas, el BCCR desde diciembre del año pasado ha estado aumentando la tasa de interés de política monetaria para controlar la inflación.
Esto ayuda a revertir la brecha existente entre las tasas de interés en colones y dólares. Todavía falta tiempo para que el aumento de tasas de interés del BCCR se transmita a toda la economía y haga más atractiva la inversión en colones a las OPC y al resto de los agentes económicos.
El Ministerio de Hacienda durante el período 2020-2021 recurrió a varios empréstitos de organismos multilaterales (BID, FMI, Banco Mundial y BCIE) que permitieron financiar la brecha fiscal y la brecha externa.
Esto ayudó a atenuar la presión en la devaluación en el mercado cambiario. En el 2022 la entrada de divisas por nuevos empréstitos ha sido menor. El Poder Ejecutivo anunció el envío de varios proyectos de ley para la aprobación de empréstitos con entidades multilaterales.
También, un proyecto de ley para autorizar la emisión de bonos en el mercado internacional. Sería importante que la Asamblea Legislativa resuelva sobre estos proyectos para evitar la ampliación de las expectativas de devaluación durante el resto del 2022.
El Ministerio de Hacienda ha seguido la política de reducir la colocación de bonos en dólares en el mercado interno para reducir su riesgo cambiario. Sin embargo, esto lo convierte en un demandante de dólares para amortizar las colocaciones del pasado que ya van venciendo.
El BCCR ha amortiguado parcialmente el ajuste cambiario vendiendo parte de sus reservas, pero el ajuste cambiario es inevitable a consecuencia de la magnitud de los golpes externos que ha recibido la economía nacional.
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Publicación original en La Nación(06/07/2022)