R ecientemente, un grupo llamado Asociación Mar a Mar creó una ruta para cruzar Costa Rica, desde Parismina en el Atlántico hasta Quepos en el Pacífico, y la han llamado “El Camino de Costa Rica”. Tardaron tres años en desarrollar la ruta y ya la revista National Geographic la incluyó como uno de los “25 Viajes Asombros para 2022”, a nivel mundial. Con estos antecedentes me he propuesto hacer algunas de las 16 etapas este año. La combinación de compartir con gente de pueblos rurales, promover su desarrollo social, degustar la gastronomía de cada región y experimentar la increíble biodiversidad de nuestros ecosistemas, es una oferta que debería tentar a todos los costarricenses, después de todo sólo se ama lo que se conoce. Miles de extranjeros pagan miles de dólares por venir a nuestro país mientras que nosotros tenemos estas experiencias a mano.
Pero el 2022 también es un año en que los costarricenses iniciaremos otro recorrido. En febrero tendremos la primera ronda de las elecciones nacionales, las cuales con toda probabilidad terminarán con una segunda ronda en el mes de abril, y pienso que el primer Camino de Costa Rica nos puede servir para iluminar este segundo recorrido.
Costa Rica diseñó y transitó por un camino particular durante 200 años. Ha sido un camino bastante diferente al de la mayoría de los países latinoamericanos: hemos vivido pacíficamente, no creemos en las soluciones militares al punto que abolimos al ejército, creemos en la educación y en el acceso a la salud, protegemos nuestros recursos naturales; y no nos gustan los autócratas. En cualquier zona rural se puede tomar “agua del tubo”, en nuestro país “don Pedro” puede ser el dueño de la finca, o uno de sus jornaleros, ambos tienen la misma dignidad. El café nos ayudó a fomentar nuestra democracia y el sentido de ser propietarios de nuestra tierra y nuestro negocio. No nos gusta el Estado opresor ni controlador, creemos en la libertad individual y en la solidaridad. Y sí, la gente de todo el mundo nos visita en gran parte porque somos “pura vida”.
Pero a esa ruta aún le faltan muchas etapas por diseñar y por recorrer, y cada habitante de esta tierra tiene la responsabilidad de definir la dirección a seguir y los hitos por conquistar. El momento histórico le asigna a la próxima administración una buena cuota de responsabilidad. El futuro presenta una incertidumbre magnificada, con amenazas como el narcotráfico, la violencia, la corrupción, el desempleo y sus hermanas: pobreza y desigualdad, nada despreciables. Las finanzas públicas han cantado al vaivén de grupos burocráticos enquistados en el Estado, con líderes totalmente carentes de pericia financiera.
Por esas y otras razones debemos exigir un “equipo director” donde existan buenos administradores, gente honrada, con miembros que hayan tenido que “pulsearla” creando empleo, pagando planillas, manejando presupuestos, gente que haya tenido que enfrentar al aparato burocrático del gobierno y sus municipalidades. En ese equipo director también tiene que existir gente con alguna experiencia política para saber cómo funciona el gobierno, pero que vengan sin las “mañas” tradicionales y sin la corrupción que tanto nos indigna.
Necesitamos un equipo director dispuesto a crear un “Camino de Costa Rica” que promueva que los habitantes de zonas rurales y zonas urbanas aprendamos los unos de los otros. Necesitamos un camino en que las personas contribuyamos activamente a conservar nuestra biodiversidad, un camino en que promovamos el desarrollo socioeconómico de las costas y las zonas urbanas. Un camino en el que la educación pública sea de la misma calidad que la privada, y en el que aprendamos a gestionar nuestra salud de manera preventiva, con alimentación y estilos de vida más equilibrados y naturales. Tenemos muchos activos históricos que pueden servirnos para potenciar nuestro desarrollo. Necesitamos un aparato de gobierno eficiente que se reconozca como un medio para alcanzar el bienestar, no como un fin en sí mismo, un gobierno que ayude a disminuir la desigualdad del ingreso, no a aumentarla.
Un ejemplo de cómo el camino de Costa Rica puede continuar, lo vimos hace pocas semanas cuando recibimos la buena noticia de la ampliación del Parque Nacional Isla del Coco y el Área Marina de Conservación del Bicentenario, que, aunque por ahora sólo crea un “parque de papel”, va en la dirección correcta de continuar con el camino conservacionista que el mundo reconoce y admira. Si arreglamos algunos aspectos internos como el manejo de aguas residuales y desechos sólidos, así como las emisiones en el sector transporte, aún podemos aspirar a ganar el “campeonato mundial” de la sostenibilidad.
Pero el camino de Costa Rica es demasiado importante como para dejarlo en manos del gobierno. Cada habitante puede proponerse avanzar en su propio camino en este 2022, y la suma de estos hitos personales puede convertirse en el impulso que el país necesita. Para mí, uno de los aspectos más satisfactorios del 2021, fue iniciar un taller de atletismo con jóvenes de la comunidad de Guararí en Heredia.
Marco Gamboa, estudiante de Educación Física de la UNA y yo, junto con el apoyo del proyecto educativo Tierra Fértil, iniciamos un taller de atletismo donde semana a semana entrenamos a doce jóvenes de Guararí, y para este año planeamos aumentar la cantidad. Algunos de estos jóvenes, chicos y chicas, tienen el talento y la motivación como para convertirse en futuros atletas de categoría élite. Si cada costarricense se compromete con acciones que ayuden a que el país avance en su camino, dispuestos a eliminar barreras sociales y promover la igualdad de oportunidades, nada nos podrá detener. Como dijo John F. Kennedy en su famoso discurso inaugural: “no preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu país”.
Felicito a los creadores de “El Camino de Costa Rica”, aún sin conocerlos. Que esta ruta de 16 etapas nos sirva de inspiración para “jalar la carreta juntos” por este segundo Camino de Costa Rica en 2022, y nos impulse a elegir líderes que nos inspiren para avanzar con la responsabilidad que nos exigen las futuras generaciones.
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Publicación original en crhoy.com (06/01/2022)