E n las últimas semanas la economista Sofía Guillén ha discutido la actual reforma fiscal y su regresividad. Lamentablemente, sus argumentos están cargados de errores analíticos, omisiones y falsedades graves. En esta ocasión, quisiera comentar algunas de sus afirmaciones más graves y erróneas.
A grandes rasgos, Guillén sostiene que la gran mayoría de la reforma es regresiva, y por lo tanto no aceptable. Su principal caballo de batalla es decir que el IVA es regresivo. En esto tiene razón, en efecto los hogares más pobres pagan una proporción mayor de sus ingresos que los hogares más ricos con el IVA. Para apoyar su posición, cita un estudio del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la UCR (IICE, 2018a ). Lo que ella omite convenientemente es que ese mismo estudio está a favor de la propuesta de reforma fiscal actual. No sólo esto, el mismo IICE concluyó ayer en un nuevo estudio que la reforma como un todo es progresiva (IICE, 2018b), que es lo que últimamente importa en una reforma fiscal justa.
No obstante, al margen de regresividad o progresividad de la reforma, la señorita Guillén omite una idea muy importante en sus análisis: los impuestos no son programas sociales ni gasto de gobierno. La idea de cobrar impuestos es financiar estos programas, bajar la desigualdad y crear una sociedad más justa mediante el gasto de gobierno. Esto es precisamente lo que se hace en todo el mundo como muestro en el gráfico 1 (y algo que Costa Rica podría hacer mucho mejor).
Esto me lleva a hablar sobre el IVA a la canasta básica, el cuál Guillén ataca vehementemente. Aunque el IVA es regresivo por definición, quitar el IVA no es necesariamente una política progresiva. Considere esto, todas las familias independientemente de sus ingresos consumen productos de la canasta básica. Pero las familias ricas al consumir más, pagan más impuestos y son las que más se benefician de exenciones tributarias (ver Trejos, J (2007)). Ahora bien, entre más exenciones se recogen menos impuestos, lo cual hace que hayan menos recursos para redistribuir y financiar programas sociales y gasto de gobierno. Por esta y muchas otras razones (ver Abarca (2018) y Ramírez (2018)), tiene sentido cobrar el IVA a pesar de su regresividad. Por lo tanto, criticar a un impuesto únicamente por sus características y no el uso de sus recursos es miopía, un error analítico grave, y una omisión de todo el debate relevante para la discusión de una reforma fiscal integral.
Siguiendo lo anterior, Guillén ha dicho cosas que son demostrablemente falsas o sumamente imprecisas. Por ejemplo, que la reforma “elimina más de 250 mil millones de colones a FODESAF (el mayor fondo de programas sociales en Costa Rica”, y que habrá menos dinero dedicado a la educación pública. Lo que SÍ dice la reforma es que el presupuesto asignado no puede ser menor al que se asignó en el período anterior. Enorme diferencia, con respecto al mensaje que ella trata de enviar.
También sobre el gasto, Guillén sostiene que el déficit actual no es culpa de los empleados públicos. Definitivamente, no es culpa de los servidores públicos que el gasto de gobierno haya aumentado ni que hayan sido contratados. Pero decir que el déficit fiscal no se debe en parte al aumento en remuneraciones del gobierno es tapar el sol con un dedo como muestro en los gráficos 2 y 3. En donde es claro que las remuneraciones desde la crisis financiera han crecido mucho y más que los ingresos del gobierno.
Otro error analítico e intento de desviar el debate de Guillén es afirmar que “la deuda es el principal disparador del gasto”.
Esto es cierto, pero nuevamente esconde la realidad. La deuda crece y existe porque el gobierno gasta más de lo que recoge en impuestos, y conforme esta aumenta los gastos en intereses también. Es decir, la deuda es un resultado, no un causante del déficit. Sostener esta posición no contribuye a la discusión de cómo afrontar el déficit fiscal ni cómo mejorar la reforma fiscal.
Definitivamente, le reforma fiscal actual no es perfecta y hay mucho que criticarle. Pero lo que no se vale es defender un punto de vista con omisiones, falsedades y análisis incompletos.
Referencias:
OECD Income Distribution Database.
Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (2018a). Análisis del Proyecto de Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, Expediente 20580 y texto sustitutivo: impacto y recaudación por decil de ingreso.
Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (2018b). Situación Fiscal. Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.
Abarca, A (2018) Por qué hay que cobrar el IVA a la canasta básica. Disponible en: https://delfino.cr/2018/08/por-que-hay-que-cobrar-el-iva-a-la-canasta-basica/ Guillén, S (2018) Reforma Fiscal ¿progresiva? Los anti Fake News Fiscales. Disponible en: https://delfino.cr/2018/09/reforma-fiscal-progresiva-los-anti-fake-news-fiscales/
Ramírez, S (2018) A Costa Rica le urge reformar el IVA (Y sí, hay que cobrarlo el IVA a la canasta básica). Disponible en: https://medium.com/@suraramrez/a2b7f8363272
Trejos, Juan Diego (2007). La equidad de la política fiscal en Costa Rica.
Ueda, J & Pecho, M (2018) Programa de análisis de brechas tributarias en la administración de ingresos públicos: Análisis de brechas tributarias en el impuesto general sobre las ventas y el impuesto a la renta de las sociedades. Departamento de Finanzas Públicas, Fondo Monetario Internacional.
Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de la Academia de Centroamérica.
Envíe sus dudas o comentarios a alejoag2@gmail.com
Las opiniones expresadas en esta publicación son del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de la Academia de Centroamérica, su Junta Directiva, ni sus asociados.
Publicación original en crhoy.com (12/10/2018)