E n el Plan Nacional de Desarrollo e Inversión Pública 2023-2026, recién presentado por la administración Chaves, se incluyen una serie de metas. Estas nos dan una idea de hacia dónde pretende llevar el gobierno al país durante los próximos cuatro años. Además, al tener metas numéricas, se cuenta con una herramienta muy poderosa para generar cambios. Lo que no se mide no se mejora.
Sin embargo, al analizar el plan, queda la impresión de que las metas que se autoimpone el gobierno son poco ambiciosas. En general, lo pretendido no es muy diferente a lo que se tenía antes de la pandemia. Por ejemplo, que la producción crezca entre un 3 y un 4% anual equivale a alcanzar un nivel ligeramente menor al promedio de los 10 años anteriores a la pandemia. Que el porcentaje de hogares pobres sea del 19,5% en el 2026 rompería la barrera del 20% que tanto ha costado, pero apenas por un poco. Reducir el desempleo al 9,5% equivale a volver al nivel del 2016.
Además, no se habla de porcentajes de ocupación (gente que sí tiene trabajo) o de una meta de mayor porcentaje de participación de las mujeres en la fuerza laboral, que son indicadores más relevantes para medir la mejora en las oportunidades de empleo para la población.
De esa muestra de metas —el extenso documento establece otras más a escala nacional y regional— queda la sensación de que el gobierno no busca hacer cambios significativos en el comportamiento del país en estos cuatro años. Pareciera conformarse con seguir la tendencia actual. Esto contradice las expectativas y promesas que se crearon durante la campaña electoral, y los primeros meses de gobierno, de una transformación profunda. No sé si será que el plan pretende ser, más bien, realista, tomando en cuenta lo difícil que es cambiar el rumbo de un país, o de hacerlo sin cambios estructurales de fondo.
El plan del gobierno menciona algunos aspectos de la estrategia que seguirá, como el combate contra la corrupción, Estado abierto y transparente, mayor cohesión social, reforma del Estado y búsqueda de más competitividad. Todos, aspectos fundamentales en la transformación que se requiere, pero que corren el riesgo de quedar en poco más que palabras bonitas, si no vienen acompañados de objetivos más ambiciosos y acciones más concretas.
Envíe sus dudas o comentarios a lmesalles@ecoanalisis.org.
Las opiniones expresadas en esta publicación son del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de la Academia de Centroamérica, su Junta Directiva, ni sus asociados.
Publicación original en La Nación (09/12/2022)