A unque con retraso no puedo dejar de comentar con ocasión de Día Internacional de la Mujer algunos aspectos sobre la discriminación que aún sufren nuestras hermanas.
Frente a esa dolorosa realidad debemos privilegiar en favor de las mujeres la lucha contra la pobreza y la generación de buenos empleos.
Primero hago patentes algunos datos que reflejan que el sufrimiento de las mujeres continúa siendo mayor al de nosotros los hombres, a pesar del muy importante camino que la sociedad costarricense ha recorrido para reparar las milenarias injusticias que las mujeres han padecido.
Los datos de la Encuesta Nacional de Hogares que inicia en 2010 nos indican que hay más mujeres que hombres en condición de pobreza y en condición de pobreza extrema. En 2010 el porcentaje de mujeres en situación de pobreza extrema fue de 6,7% mientras para hombres fue menor 6,3%. De manera similar en pobreza no extrema las mujeres tenían en ese año mayor proporción que los hombres, 17,8% frente a 17,4%. Esa diferencia se va ensanchando y para 2019 la última encuesta de hogares del INEC antes de la pandemia, el porcentaje de mujeres en pobreza extrema sube a 7,1% mientras el de hombres sigue igual al de 2020 duplicándose la diferencia de 0,4 puntos porcentuales (p.p.) a 0,8. Igual ocurre en pobreza no extrema. En este caso la proporción de mujeres sube del 2010 al 2019 apenas 0,1 p.p., pero la pobreza no extrema de los hombres baja 1 p.p. Con este cambio la diferencia de más proporción de mujeres que hombres en pobreza no extrema pasa de 0,4 p.p. a 1,5 p.p..
El año pasado después de la recuperación parcial posterior a la pandemia se mantiene la mayor incidencia de la pobreza extrema y no extrema entre las mujeres que entre los hombres. En pobreza extrema la diferencia contra las mujeres es de 0,9 p.p. y en pobreza no extrema 1,1 p.p..
La estructura de los hogares refleja ese mayor peso de la pobreza entre las mujeres y el aumento de esa carga después de 2010. En ese año 2010 las mujeres de los hogares pobres estaban a cargo de un 36% de las familias, mientras en los hogares no pobres esa cifra era de 33,1%. Para 2022 ambas cifras han aumentado señalando una mayor carga familiar sobre las mujeres, pero además se incrementa la diferencia entre las jefaturas de hogar a cargo de las mujeres en hogares pobres y en los no pobres. Ahora en los pobres las mujeres están a cargo en un 50,3% y en los no pobres en un 41,3%.
Los datos de empleo también nos señalan esta triste realidad de las mayores penurias económicas para mujeres que para hombres. Y de su aumento en estos años.
La tasa de participación laboral (TPL) mide la proporción de las personas de 15 o más años que o tienen trabajo o buscan trabajar. A finales de 2010, año en que inicia la Encuesta Continua de Empleo, la TPL de los hombres era de 75,6% mientras la de las mujeres era de solo 48%. Claro que este indicador no mide el trabajo de las mujeres en los hogares, que es considerablemente mayor al que aportan los hombres.
Antes de la pandemia a finales de 2019 la TPL de los hombres había bajado levemente a 74,9 con leves variaciones durante esos años, y la de las mujeres había subido a 50,8%. Con la pandemia ambas bajaron significativamente. Para finales de 2022 la TPL de los hombres era de 71,1% y la de las mujeres de 48,2%.
Si nos comparamos con EEUU y a pesar de que ese país tiene mayor proporción de las mujeres de 15 y más años en el sistema educativo lo que disminuye la TPL, su TPL femenina es 6 p.p. mayor a la de Costa Rica. Eso significa que unas 123.000 mujeres que podrían estar generándose un ingreso económico no lo pueden hacer.
Los niveles de desempleo también afectan más gravemente a las mujeres. En 2010 era esa tasa de 8,1% para los hombres y de 11,1% para las mujeres. Para 2019 antes de la pandemia el desempleo femenino había crecido mucho más que el masculino pues para las mujeres alcanzaba a un 16,7% mientras para los hombres fue de 9,6%. La pandemia golpeó mucho mas duramente a las mujeres y a finales de 2022 su tasa de desempleo era aún de 16% mientras que la de los hombres fue de 8,7%.
Desde la última década del siglo pasado logramos muy importantes avances en pro de la igualdad de derechos para las mujeres, principalmente en los campos educativo y político. Pero el camino que falta por recorrer es muy largo en el campo económico. La pobreza y el desempleo las afectan en mayor medida.
Dada la forma más grave en que la pobreza y la falta de oportunidad de trabajar afecta a mujeres, en especial a las jóvenes y a quienes tienen menor educación: ¿No será conveniente y necesario tanto en el campo social como en el de empleo focalizar las acciones gubernamentales para que beneficien en especial a nuestras compatriotas?
En la provisión de medidas para ayudar a las familias pobres las acciones focalizadas deben dar prioridad a las mujeres que regentan hogares pobres, tanto con acciones para capacitarlas a vencer ellas misma su pobreza, como para atender las necesidades de quienes sufren condiciones permanentes que les impiden hacerlo.
En el campo laboral, por iguales trabajos abundan discriminaciones salariales en contra de las mujeres y su presencia en los puestos de dirección empresarial es aún muy limitado.
Corregir estas condiciones es sobre todo un reclamo de la justicia. Pero es además una acción muy conveniente para incrementar la producción nacional en beneficio de mujeres y de hombres, como lo señalé en Participación laboral de las mujeres, justicia y recuperación económica.
Para lograrlo se requieren medidas en diversos campos.
Por una parte, hay que facilitar la empleabilidad de las mujeres:
Por otra parte, hay que acelerar la inversión y el crecimiento de la producción en especial en los sectores que generan más empleos para mujeres.
No podremos tener éxito en esa tarea si no logramos aumentar la productividad y la innovación de los sectores público y privado y la administración de nuestro territorio.
Por eso además de focalizar en favor de las mujeres las políticas de generación de empleo, debemos 1) consolidar las finanzas públicas, mejorar la planificación del estado, la eficiencia de sus ejecuciones y su rendimiento de cuentas; 2) incrementar la innovación y la competencia en los mercados y 3) modernizar y hacer buen uso de la planificación urbana para evitar los costos innecesarios y la contaminación que causa el desorden en el uso de la tierra.
En lo específico en favor de la generación de empleo en favor de las mujeres:
Así como en los noventas creamos innovación en las políticas públicas con el INAMU, la Ministra de la Condición de la Mujer y las cuotas de participación de mujeres en política y logramos importantes avances que se han ido consolidando, ahora nos corresponde focalizar las políticas de atención a la pobreza y de generación de empleo en favor de las mujeres.
Envíe sus dudas o comentarios a marodrige@gmail.com.
Las opiniones expresadas en esta publicación son del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de la Academia de Centroamérica, su Junta Directiva, ni sus asociados.
Publicación original en La República (20/03/2023)Complete the following form and join Central America Academy for information and regular updates.
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