E n los cargos de ministro o ministra, más que en otros, sin duda es importante designar personas visionarias, que aprecien en su justa dimensión la planificación; que no se preocupen más de cuántos lazos de inauguración pueden cortar. Se ocupa de personas eficientes y eficaces, que valoren el arte de señalar una dirección, y que, con su ejemplo, logren el compromiso de los demás.
Está claro, en tal sentido, que en poco tiempo sabremos si llegará al sector MOPT y sus órganos adscritos, un estadista, en los términos en que sir Winston Churchill nos decía: “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.” Claro, partiendo de que para Otto von Bismarck, años antes a Churchill, ya había considerado que “El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación”.
Un ministro, entonces, que piensa en realizar obras de insignificante calado, cuando el déficit nada honroso del Reporte de Competitividad Global lleva años situando a Costa Rica mal, es de todo menos un estadista.
Reto de planificación. Tanta improvisación se ha dado en vialidad, que la nueva Ley general de contratación pública (LGCA) (art. 37), precisa que para obra pública nueva cada proyecto deberá estar formulado y evaluado según las guías del Mideplan, así como inscrito y actualizado en el Banco de Proyectos de Inversión Pública; se exige -además- vinculación con el cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo, el Plan Nacional de Inversión Pública y los planes estratégicos sectoriales. La cuestión es, y es de lamentar, que han pasado gobiernos enteros sin que se avance en crear, solo por citar un ejemplo, un portafolio preciso, respaldado técnicamente, de qué proyectos país cumplen para ser finalmente desarrollados, bajo esquema de alianzas públicos privadas que, por cierto, muchos las citan, pero donde se ha estado lejos de realmente impulsarlas.
La misma LGCP (art. 72) señala que toda contratación de obra debe considerar la gestión a lo largo de las diferentes fases del ciclo de vida de un proyecto, así como se limita a que no podrá iniciarse un proceso, si no se cuenta con la aprobación del responsable designado para la etapa de planificación, sujeto que deberá dar fe precisamente de que está claro el ciclo de vida del proyecto. Asimismo, y dado tantos pobres ejemplos, se legisla para que se pueda -conjuntamente- trabajar en la ejecución y conservación de la obra, a fin de cumplir con la calidad y el nivel de servicio esperado. Es decir, si se respeta el marco de ley, podemos estar cerca de dejar de coleccionar proyectos propuestos y avalados no solo por las administraciones (Conavi, y otras más) sino hasta por órganos de control, que cambian sustancialmente en ejecución o terminan pagando bastante más de lo que se “planificó”.
Reto de integridad. A lo expuesto, no dudemos en que ese ministro estadista, debe hacer que la integridad sea realmente algo vivo. No es un absurdo precepto sin contenido. Debe ser lo que nutra toda decisión o acto administrativo. Más en el sector vialidad donde el costo económico de la corrupción es alto. Un estudio del Banco de Desarrollo de América Latina de 2019, indicó que las pérdidas por sobornos e ineficiencias en la gestión de grandes obras de construcción a nivel global variaba entre el 10% y el 30% de las inversiones. No es sencillo definir un número, pero, sea por ineficiencias técnicas, por coimas, por desconocimiento, es lo cierto que nadie desea más que integridad en vialidad. Si el nuevo ministro, tan solo en este campo, logra incidir, creo que muchos, solo por eso, diremos la tarea está cumplida. Es tanta la estela de corrupción que hay, cohonestada incluso por diversos sectores, que el país tiene una alta expectativa al respecto.
Competencia. Finalmente, ese ministro debe comprometerse con los beneficios de la competencia, y, un trabajo a favor de concursos transparentes, sea cual sea la fuente de financiamiento, o las normas que sustenten los procedimientos. El ideal es que todos los procesos de contratación sean por SICOP, y si no queda más que tolerar otros fuera del Sistema, pues deberá darse un acuerdo de “casa de cristal”, como decía mi maestro, Dr. Luis Paulino Mora M., sin excusas de ningún tipo. Debe llegar el día en que entendamos que la opacidad, es un nutriente de la corrupción. El día en que un ministro busque dejar huella, y no colección de fotos en los medios.
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Publicación original en CRHoy.com(12/04/2022)Complete the following form and join Central America Academy for information and regular updates.
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