L a estrategia de Estados Unidos, de impulsar una mayor producción de semiconductores para depender menos de las importaciones de China, generó un fuerte faltante de trabajadores.
En la construcción e instalación de las nuevas plantas de producción es donde primero se nota. En Estados Unidos, no hay, por ejemplo, albañiles, plomeros o electricistas especializados en instalaciones de alta tecnología. Las empresas han tenido que contratar trabajadores expertos de otros países, principalmente de Asia, para capacitar a los locales.
Luego se da el faltante de técnicos que operan las fábricas y de ingenieros que las gerencien. Aquí, los colegios vocacionales y las instituciones universitarias y parauniversitarias han trabajado, junto con las empresas, en el rediseño de programas de estudio para que los alumnos se gradúen en menos tiempo y salgan a trabajar de inmediato en las nuevas plantas.
Las universidades ubicadas cerca de donde se instalan las nuevas infraestructuras han modificado programas y reasignado presupuestos con el fin de centrarse en estudiantes de las carreras STEM (ciencias, tecnología, ingenierías y matemática).
Finalmente, otra parte del faltante de trabajadores será cubierto por personal de países vecinos y amigos de Estados Unidos. Intel, por ejemplo, anunció esta semana la ampliación de su operación en Costa Rica, para lo cual necesitará 1.200 empleados más. Ahora depende de qué tan rápido nuestro país haga los ajustes necesarios para aprovechar esta oportunidad.
Siguiendo lo hecho en Estados Unidos, uno esperaría que el INA y los colegios vocacionales hagan cambios para preparar mejor a más trabajadores de construcción, mantenimiento y operarios, que Migración flexibilice sus políticas para permitir el ingreso de trabajadores extranjeros que vienen a entrenar a los locales, que las instituciones universitarias y parauniversitarias trabajen más cerca de las empresas de tecnología y adecúen sus carreras y presupuestos a la nueva demanda, que las autoridades del Ministerio de Educación y el Conesup permitan que los entes de educación pública y privada ejecuten los cambios pertinentes.
En fin, la tarea es titánica, sobre todo, después de leer el panorama presentado en el Estado de la Educasion, del Programa Estado de la Nación. Si no empezamos a actuar ya, el tren de las oportunidades pasará de largo.
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Publicación original en La Nación (01/09/2023)