E n cuestión de siete meses, el tipo de cambio cayó de los ¢700 a cerca de ¢575. Esto asusta a exportadores, empresarios de turismo (grandes y pequeños) y productores locales que compiten contra productos importados. Pero también alegra a los comerciantes importadores y a los que tienen deudas en dólares pero ganan en colones.
Róger Madrigal, presidente del Banco Central, explicó esta semana las razones por las que el colón se ha fortalecido. Hay fuerzas del mercado (“los fundamentales”) que apuntan hacia eso: recuperación del turismo, aumento de exportaciones, menor crecimiento de precios de materias primas importadas, más inversión extranjera entrando al país (a causa del nearshoring) y mejor situación fiscal que baja la percepción de riesgo por invertir en el país.
Pero también hay otros factores, no tan del mercado, que refuerzan la tendencia a la apreciación del colón. Por un lado, la intervención del Banco Central —que vendió $2.400 millones cuando el colón se depreciaba—, compensada, parcialmente, por la compra de unos $1.000 millones ahora que se aprecia el colón. En el neto, al Banco le falta recuperar $1.400 millones.
Por otro lado, el Banco Central subió su tasa de política monetaria de manera acelerada para combatir la inflación. Al combinar las altas tasas de interés en colones con la menor percepción de riesgo país y la apreciación de la moneda, el resultado es un gran incentivo por ahorrar en colones, lo que propicia una mayor demanda de colones y refuerza aún más la tendencia hacia la apreciación del colón.
Lo que esto significa es que el Banco Central, sin pretender favorecer a un grupo u otro, podría hacer cambios para tornar su política más neutral. Por un lado, le es posible acelerar su programa de compra de divisas, con el fin de terminar de neutralizar las ventas que realizó cuando el tipo de cambio iba al alza. Al acumular más reservas “propias”, podría pagar de vuelta el préstamo que pidió al Fondo Latinoamericano de Reservas y, de paso, ahorrarse el gasto en intereses.
Por otro lado, podría bajar su tasa de política, en reconocimiento a que las presiones inflacionarias han mermado considerablemente, y con ello reducir el premio por ahorrar en colones, que, a su vez, es un castigo por endeudarse en colones. Entonces sí, el tipo de cambio que resulte (quién sabe cuál) reflejaría mejor las fuerzas del mercado.
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Publicación original en La Nación (20/01/2023)