C ausa especial preocupación que haya disminuido el ingreso de las familias costarricenses de 2013 a2018, según lo afirma el recién emitido Estado de la Nación 2019.
Los informes del Programa Estado de la Nación han venido mejorando palpablemente, y cada vez realizan un análisis más objetivo con bases empíricas usando la información disponible.
Con base en datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) señala este estudio: “el ingreso neto promedio mensual de los hogares fue de 1.018.142 colones, (se refiere a 2018) lo que equivale a una disminución real del 3,6% con respecto al 2017.” Y luego indica: “En general, para la mayoría de las clases sociales los ingresos de 2018 fueron inferiores a los de cinco años antes (en 2013).”
Tomando en cuenta la ENAHO correspondiente a 2019 -que no estaba disponible cuando se preparó el Estado de la Nación 2019- y considerando la serie desde 2011 según los datos de INEC, Ecoanálisis preparó las cifras por deciles de ingreso real de los hogares, de los habitantes y de los trabajadores de 2011 a 2019. Aclaro que durante esta década no se han dado cambios sustanciales en la metodología de la ENAHO.
Así se determina que de 2011 a 2019 se da una disminución del ingreso per cápita de todos los hogares, salvo los de los dos primeros deciles (que corresponden aproximadamente a los hogares en pobreza según la línea de ingreso) y los del decil con mayores ingresos. Si medimos el ingreso por hogar, que podría generar un resultado diferente por la distinta cantidad de integrantes de los hogares en los diversos deciles y por potenciales cambios en la conformación de las familias, también se da una disminución, en este caso salvo en los deciles de las familias pobres y en el sétimo.
Esta pérdida de ingresos de las personas durante esta segunda década del siglo XXI se corresponde con una pérdida similar del ingreso por trabajador, medido con los datos de ENAHO con relación a las personas ocupadas. De 2011 a 2019 disminuye este ingreso en todos los deciles salvo en los dos primeros, en el cuarto y en el sexto.
El informe del Programa Estado de la Nación en su análisis general da argumentos adicionales para considerar que el bienestar material de los hogares de nuestro país ha disminuido: “Entre 2018 e inicios del 2019, la mayoría de los indicadores económicos y sociales que permiten valorar, en el corto plazo, el desempeño del país en desarrollo humano tuvo un comportamiento negativo. El crecimiento económico, el mercado laboral, el crédito, el ingreso de las familias y la pobreza mostraron regresiones importantes.” Y utiliza resultados de las encuestas de hogares para señalar: “La incidencia de la pobreza por ingreso se ha mantenido sin cambios significativos en los últimos veinticinco años, en un 20% de los hogares”
Según mi criterio es un error seguir considerando válido comparar los resultados de encuestas de hogares de las últimas décadas, a raíz de cambios en metodología que se han venido dando en el INEC para la determinación de los rubros que constituyen ingresos de los hogares y para medir la línea de pobreza.
El estudio de Andrés Fernández y Ronulfo Jiménez para la Academia de Centroamérica con el patrocinio de la Fundación Konrad Adenauer “La tendencia de largo plazo de la pobreza en Costa Rica: 1987-2017” dejó en claro que ese es un procedimiento inválido. Ese trabajo vino a desmentir la afirmación -que muchos hemos hecho – cuando nos dolíamos porque la pobreza estuviera estancada desde 1994 en alrededor del 20% de la población. En realidad, la pobreza ha venido bajando durante este período. Eso se comprueba con 8 maneras diferentes de medir ingresos y línea de pobreza de manera consistente a través de esos años. (ver “En las dos últimas décadas la pobreza ha disminuido, pero es muy alta” en WWW.rodriguez.cr Disyuntivas)
En ese estudio Fernández y Jiménez concluyen -muy razonablemente- que la mejor estimación de la evolución de la pobreza la da la serie que en mayor medida conserva la metodología de más reciente uso por el INEC.
Según esa serie en esta década la pobreza ha permanecido alrededor de un 20%. De modo que para este período la conclusión del Estado de la Nación 2019 q de que la pobreza ha estado estancada, si es válida, lo que resulta compatible con las afirmaciones respeto a la perdida de ingreso de los hogares durante esta década.
Finalmente, no puedo dejar de advertir que estos resultados no se reflejan en las cuentas nacionales.
Si tomamos el consumo por habitante de ese mismo período 2011 a 2019 con los datos del BCCR, obtenemos un aumento del 10,4%
Esta es una inconsistencia que amerita análisis.
Podría ser que la dificultad de medir los ingresos de las personas en los deciles más altos oculte el crecimiento de sus beneficios que si se reflejan en el consumo de las cuentas nacionales. Si esto es así el crecimiento de la desigualdad sería mayor al que reflejan las encuestas de hogares.
Por otra parte, sabemos que ha aumentado el crédito del sistema financiero y del comercio para financiar el consumo de los hogares. Esto incluso ha ameritado medidas del gobierno ante el sobreendeudamiento de las familias, especialmente de clase media y es entre los deciles tercero y noveno donde se da la caída en el ingreso real de las personas. mayor medida la caída Ese incremento permite a las familias un consumo por encima de sus ingresos como retribución al aporte a la producción, que puede en parte también explicar esa diferencia entre la disminución del ingreso de los hogares y el aumento del consumo en las cuentas nacionales durante esta década.
Vale la pena analizar esta discrepancia para descartar que se trate de algún problema de medición en alguna de las dos fuentes, en las encuestas de hogares de INEC o en las series de cuentas nacionales del BCCR.
De confirmarse este tan negativo resultado que advierte el Estado de la Nación, y dada la baja expectativa de crecimiento para el año entrante, dolorosamente, sería ésta una década perdida.
Comuníquese con el autor a través de marodrige@gmail.comLas opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de la Academia de Centroamérica.
Articulo original de crhoy.com