E l impulso a la inversión pública en infraestructura se posiciona como uno de los principales catalizadores de la reactivación económica. Sin embargo, debemos tener cuidado con aquel argumento que dicta que “toda obra dinamiza la economía”, ya que proyectos débilmente gestionados, pueden transformarse en destructores de valor y en una seria amenaza para la hacienda pública.
De acuerdo con el estudio Does infrastructure investment lead to economic growth or economic fragility? publicado en el Oxford Review of Economic Policy (2016, vol.32, no.2), alrededor de un 1/3 de la deuda total en China es producto de ineficiencias en proyectos de infraestructura pública. Específicamente, el estudio encontró que entre 1984 y 2008 el 55% de los proyectos presentaron una razón costo beneficio menor a 1, producto de sobrecostos e inadecuada estimación de la demanda. En este sentido, vale la pena considerar acciones clave para garantizar que la obra pública se convierta en un verdadero motor de la economía costarricense.
1. Compromiso con una visión de largo plazo. Asumir el compromiso de cambiar el paradigma de la inmediatez por la adopción de políticas de largo plazo que superen los períodos presidenciales. Esto pasa por priorizar las fases de expropiaciones, estudios previos y relocalización de servicios como eje central para convertir las ideas en proyectos y garantizar proyectos exitosos.
2. Regresar al mercado de las APP. Debemos ser realistas, mientras Costa Rica se detuvo a debatir si requería o no inversión privada en obra pública, América Latina y el mundo aceleraron el paso. En este contexto, el poner en marcha un robusto programa de concesión (APP) no es sólo cuestión de una decisión interna del país, sino que pasa además, por recobrar el espacio cedido a nivel internacional. Esto significa iniciar de inmediato con la estructuración de los proyectos que serán la punta de lanza (donde ya se han dado pasos) y retomar la presencia en los principales foros y ferias de la industria a nivel internacional.
3. Diálogo con los actores clave. En esta misma línea, el éxito de los nuevos proyectos pasará por abrir durante la preparación, un canal de retroalimentación dinámico que permita incorporar las expectativas de usuarios, concesionarios y financiadores. De esta manera, garantizamos proyectos aceptados por las comunidades, atractivos y competidos en la etapa escogencia del concesionario (cierre comercial) y sólidos, en la fase de levantamiento del financiamiento (cierre financiero). Todo, en el marco de un resguardo de la sostenibilidad hacendaria, minimizando las continencias que generaría el nuevo programa APP.
4. Optimizar recursos de financiamiento. Asimismo, no debemos descartar el modelo APP por el simple hecho de que la tarifa no pueden sostener al 100% el fondeo de un proyecto. Esto por cuanto el modelo APP (concesión) podría permitir ampliar el impacto de nuevo financiamiento público, al multiplicar la cantidad de obras que permitiría detonar. Por ejemplo, antes de endeudarse para dedicar $500 millones a una única carretera, el Gobierno debe analizar si es posible direccionar los mismos $500 millones, pero en aportes (subsidios iniciales) de $100 millones a 5 proyectos APP, con el fin de garantizar una tarifa aceptable para el usuario. Estaríamos así multiplicando por varias veces la inversión, trasladando riesgos al sector privado y garantizando un adecuado mantenimiento de largo plazo.
5. Optimizar activos existentes. Por último, además de potenciar los nuevos proyectos debemos aprovechar los existentes. Con base en el análisis de 31 países seleccionados, el Fondo Monetario Internacional en su informe Monitor Fiscal estimó que la infraestructura y terrenos de propiedad pública tiene un valor que ronda el 65% del PIB. Esta cifra debe hacernos reflexionar sobre la oportunidad de potenciar los activos existentes por medio del reciclaje de activos, donde el sector privado reconoce al Estado una contraprestación inicial o periódica por el derecho a la concesión del activo. De esta manera, se abre una nueva fuente de ingresos y se promueve el mercado de valores local, al proveer a los inversionistas locales proyectos en línea con el perfil de riesgo de sus portafolios.
Es hora de tomar decisiones país para reactivar la economía y consolidar la solución al problema de las finanzas públicas. La mesa está servida.
Comuníquese con el autor a través de fevillalobos@deloitte.comLas opiniones expresadas en esta publicación son del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de la Academia de Centroamérica, su Junta Directiva, ni sus asociados.
Articulo original de crhoy.com (11/05/2019)