L a misión del Fondo Monetario Internacional que nos visitó hace unos días dio el visto bueno al avance en la ruta hacia la consolidación del ajuste fiscal.
Es un reconocimiento al esfuerzo del país para mejorar la precaria situación fiscal. Digo país, y no gobierno porque el esfuerzo ha sido múltiple; sin embargo, ciertamente, el gobierno de Carlos Alvarado se lleva las palmas por el liderazgo en la negociación con el Fondo, los diputados y algunas organizaciones de la sociedad para delinear el rumbo de la solución al aumento continuo de la deuda pública.
Ya no vale la pena discutir detalles sobre lo que se hizo, lo que no o lo que habría sido mejor. Lo fundamental es que ha habido progreso en la reducción del déficit y, para ello, el gobierno hizo bien su parte: aplicó una política fiscal “adecuada”, como la calificó el Fondo, por medio de un estricto cumplimiento de la regla fiscal (control del gasto), una mejora en la recaudación de los impuestos (menos evasión) y la ayuda de algunas reformas fiscales (del lado de los ingresos y del gasto).
Tiene aún más mérito haberlo logrado durante una pandemia que redujo la actividad económica y la recaudación de impuestos y le significó más gasto público.
Dentro del equipo económico de la administración, vale la pena destacar la labor del ministro de Hacienda, Elian Villegas. Yo fui uno de los que criticaron la entrada de Villegas cuando renunció Rodrigo Chaves, pues pensé que el cambio de un “técnico” por un “político” podía ser una señal de que el gobierno no quería un control tan estricto del gasto y, por ende, era contraproducente para lograr el balance de las finanzas públicas.
Queda demostrado que el manejo “político” de Villegas terminó siendo positivo y condujo a buen puerto un plan que implicaba la interacción con muchas otras partes, entre ellas, los diputados.
En ese aspecto, los legisladores también merecen reconocimiento, por actuar responsablemente y aprobar la mayoría de los proyectos que el gobierno, en nombre del país, se había comprometido con el Fondo a promover, sobre todo, el de empleo público, aprobado esta semana. Si bien no es perfecto, envía la señal correcta de que existe la intención de ordenar el gasto público.
Eso sí, el Fondo nos advirtió de que se requiere todavía el buen manejo (técnico y político) del próximo gobierno para terminar de consolidar el ajuste fiscal. Veremos.
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Publicación original en La Nación (11/03/2022)