C uando el miércoles, durante su visita a Limón, el presidente Rodrigo Chaves manifestó la intención de renegociar con el gobierno chino —no la empresa constructora, que es la contraparte legal— el contrato para ampliar la ruta 32, añadió lo siguiente: “Necesitamos que la Contraloría General de la República nos ayude y nos refrende cualquier cosa que podamos lograr de esa negociación”. ¿El propósito? También en sus palabras: “...avanzar sin retardarnos un minuto”.
Me temo que, por la vía anunciada, lejos de evitar retrasos, se sumarán muchos más y, de nuevo, los limonenses y el resto del país quedaremos frustrados. La razón es simple: por su ley orgánica, por el deber y por la autoridad que asisten a sus funcionarios, la Contraloría no puede refrendar “cualquier cosa”. Al contrario, solo puede y debe avalar lo que cumpla con las normas existentes en el marco del Estado de derecho, la Constitución y la seguridad jurídica que emana de ellos.
Si el mandatario hubiera pensado bien sus palabras, quizá habría dicho algo como lo siguiente: “Negociaremos de forma tan profesional, rigurosa, experta, apegada a derecho y respetuosa de la legalidad, que la Contraloría no tendrá objeciones. Por ello, refrendará el resultado, avanzaremos con rapidez y lograremos, al fin, concluir la obra en las mejores condiciones posibles”.
Sin embargo, optó por un discurso que, además de desconocer el papel contralor, dejó entrever que la preparación para sentarse a negociar con el gobierno de China es insuficiente, y la posición de la que partiremos, débil, un mal arranque para echarnos el pulso con un interlocutor tan duro, que no saca pelos sin sangre.
Apostar por “cualquier cosa” es muy mala estrategia, tanto en el ámbito público como en el privado. La apuesta, al contrario, debe ser por la excelencia, y, si están de por medio normativa y recursos públicos, a la absoluta transparencia y el respeto de los procedimientos, sea en la ruta 32, la 27, la vía Paquera–playa Naranjo, Puerto Caldera, la revisión técnica vehicular o cualesquiera otros proyectos. De lo contrario, los procesos serán mucho más lentos, el balance técnico-financiero más débil y las suspicacias sobre corrupción, mayores.
La Contraloría existe por muchas razones, entre ellas, marcar bien la cancha y arbitrar un juego limpio.
Envíe sus dudas o comentarios a radarcostarrica@gmail.com.
Las opiniones expresadas en esta publicación son del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de la Academia de Centroamérica, su Junta Directiva, ni sus asociados.
Publicación original en La Nación (01/09/2022)