E n una columna anterior comentaba que la desigualdad es una de las causas del deterioro del apoyo al sistema democrático. ¿Pero en qué consiste la desigualdad, cómo se mide y cómo está Costa Rica?
El mundo es desigual. Por todos lados vemos desigualdad. La perfecta igualdad es una utopía que los países no deben buscar, pues al ser un imposible, los “utópatas” justifican los medios para alcanzar el noble fin de la equidad perfecta, y así nacen los dictadores, el comunismo y otros regímenes extremistas; y nadie quiere eso para Costa Rica. La mejor explicación de por qué la desigualdad es un problema, se puede ver en 2 minutos en youtube, en el experimento de Frans de Waal, de los dos monos capuchinos (Youtube TED Talk: Two Monkeys were paid unequally).
Los dos monos están en jaulas idénticas, para recibir alimento deben hacer una sencilla tarea: entregar una piedra a un humano, quien les da pepino a cambio. De pronto, a uno de los monos en vez de pepino se le da una uva (más rica que el pepino), cuando le toca el turno al otro, se le vuelve a dar pepino. En ese momento al que no le dieron uva se enoja, le tira el pepino al humano y golpea con fuerza la jaula, una reacción normal ante la injusticia de no darle uva…
La medida más común para medir la desigualdad es el Coeficiente de Gini basado en el ingreso, el Gráfico 1 muestra cómo se calcula. En el eje horizontal están los percentiles de la población en orden ascendente de ingreso (a la izquierda los más pobres y a la derecha los más ricos, en percentiles o deciles). El eje vertical indica el nivel de ingreso de cada percentil (o decil). Al graficar los datos se genera la Curva de Lorenz. Si el ingreso fuera totalmente equitativo (todos los deciles reciben el mismo ingreso), entonces la curva sería una recta diagonal. En cambio, en la realidad el tamaño del área A muestra el grado de desigualdad en el ingreso. La fórmula A/(A+B) es el coeficiente de Gini basado en el ingreso. Si el área A es pequeña, la desigualdad también lo es, y el coeficiente se acercará a cero. Si el área A es muy grande, la desigualdad es mayor y el coeficiente tenderá a uno.
Para Costa Rica este dato según Estadística y Censos para 2017 es 0.514. En Latinoamérica (2015) los países más desiguales son Honduras (0.537), Colombia (0.535), Brasil (0.529), Guatemala (0.524), Panamá (0.517) y Chile (0.505). Sin embargo podemos ver que el dato de 2017 para Costa Rica es mayor que el de Chile del 2015. Uruguay, por su parte, es el país menos desigual de la región, con un coeficiente que ronda el 0.435. Para tener una idea del resto del mundo, el coeficiente gini para Estados Unidos es 0.440. Por su parte, el coefinciente de Suecia es 0.416, y el de Korea del Sur, 0.344. Cabe destacar que los datos no son tan comparables, debido a diferentes metodologías entre países y organizaciones de medición.
No existe una serie de tiempo de coeficientes Gini para Costa Rica que sea comparable. Miguel Loría y Carlos Umaña de la Academia de Centroamérica, publicaron en el 2015 el siguiente gráfico. En general se podría afirmar que ha habido una tendencia al aumento de la desigualdad desde 1987 a la fecha. Sin embargo, la discontinuidad de las series se da porque las metodologías de medición cambiaron en esos años, lo que resta comparabilidad a la serie histórica. Cabe destacar que en los últimos años el indicador se ha mantenido bastante constante. De modo que podríamos afirmar que la Costa Rica de hoy, a pesar de ser mucho más rica que la de hace 30 años, es más desigual, pero no tanto como pensábamos. Cabe destacar que este tipo de aumentos en la desigualdad a largo plazo es un fenómeno mundial.
¿Reducción de Pobreza? Pero no todo está tan mal en Costa Rica. Un aspecto muy relacionado a la desigualdad es la pobreza. La sabiduría convencional dice que la pobreza en el país, se ha mantenido más o menos constante alrededor del 20% en los últimos 25 años. Sin embargo, recientemente Ronulfo Jiménez y Andrés Fernández de la Academia de Centroamérica, han mostrado que esto no es cierto, debido nuevamente a cambios en las metodologías del INEC, en cuanto a la medición de la canasta básica en las encuestas de hogares, que el Instituto ha realizado desde 1976. Se han hecho cambios en la muestra, en las formas de medir las variables y en los conceptos. Estos cambios se han hecho para mejorar las mediciones, pero al mismo tiempo han reducido la comparabilidad de las series históricas. Los investigadores Jiménez y Fernández, utilizando métodos estadísticos, re-estimaron las series de pobreza, y publicaron el siguiente gráfico. La serie de pobreza re-estimada, en rojo, muestra una clara tendencia a la disminución. Los autores concluyen que en el período 1994-2017 sí se ha reducido la pobreza en Costa Rica.
Adicionalmente a la desigualdad según el ingreso, también existe la desigualdad en el nivel de riqueza, de hecho puede generarse un indicador Gini pero tomando la cantidad de riqueza de las personas en lugar del ingreso, aunque no he encontrado este indicador para Costa Rica. Otras formas incluyen la desigualdad en educación y preparación para aprovechar las nuevas tecnologías, desigualdad en cuanto al acceso a servicios de salud, y desigualdad de oportunidades en general.
Creo que en Costa Rica nos ha afectado mucho la percepción de desigualdad, que se basa en lo que sentimos las personas cuando observamos una situación y concluimos que existe inequidad. Por ejemplo, la Costa Rica de nuestros abuelos no era tan equitativa como a veces imaginamos. Pero hace 100 años era de mal gusto ostentar la riqueza, el hacendado compartía con el campesino. Los hijos de ambos iban a la misma escuela, y tanto al dueño de la finca como al peón se le llamaba “Don Fulano y don Mengano”. Hoy en día, muchos buscan ostentar sus carros, casas y viajes para “demostrar a los demás”. Mi hipótesis es, que la percepción de desigualdad ha aumentado mucho más que lo que ha aumentado la desigualdad en nuestro país, sin embargo, no tenemos forma de recrear una serie histórica para comprobar o rechazar la hipótesis. Pero basta volver al ejemplo de los monos capuchinos, y ver las señales de enojo del que no obtuvo la uva, una vez que a su compañero sí se la ofrecían, para entender el nivel de insatisfacción interna que percibimos cuando vemos que al otro le va visiblemente mejor. Si juntamos este experimento con el dicho en inglés “the grass is always greener on the other side of the fence” (el césped del vecino siempre se ve más verde que el propio), nos damos cuenta que las percepciones nos pueden enfermar, literalmente.
El tema de la desigualdad se puede mitigar con un Estado que genere confianza en que los impuestos, que son el dinero de todos, se utilicen para hacer el bien, de manera eficiente (que no le den uvas al que no las merece), de ahí la importancia de eliminar de tajo las pensiones de lujo, los privilegios de las élites del sector público, y otros insultos que casi a diario recibimos los ciudadanos de a pie. Y que por otra parte, las personas cultivemos la aceptación y la tolerancia hacia los demás, aunque nos parezca que la vida injustamente les haya otorgado más uvas que a nosotros mismos. Finalmente, si todos nos involucramos en proyectos sociales para beneficio de los menos favorecidos, el enojo por no recibir uvas se desvanecerá, y contribuiremos a mejorar el coeficiente de Gini y la línea de pobreza re-estimada.
Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de la Academia de Centroamérica.
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