L os últimos tres años han sido extraños en muchos sentidos para cualquier economía. Primero la pandemia del COVID prácticamente paralizó al mundo, seguido por un incremento en la inflación en casi todo el planeta, más la incertidumbre generada por la guerra en Ucrania. Si bien es cierto estos eventos han afectado la economía de Costa Rica en muchas maneras, en esta ocasión me gustaría hacer un breve recuento de la situación del empleo en el país durante este periodo.
Típicamente, el indicador más utilizado para seguir la situación del empleo en cualquier economía es la tasa de desempleo. En el gráfico 1 muestro como el desempleo ha evolucionado desde enero del 2020. Durante la pandemia, el desempleo total alcanzó un valor máximo de 24,4% en julio del 2020. Desde entonces, ha tenido una clara tendencia decreciente y el valor estimado más reciente es de 11%. Esta sigue siendo una tasa de desempleo muy elevada aún en términos históricos para el país, pero en primera instancia, esta disminución se vería como una buena noticia para Costa Rica.
No obstante, el desempleo no revela toda la historia. En el gráfico 2 muestro la cantidad de personas que están fuera de la fuerza de trabajo (personas de 15 años y más que durante el periodo de referencia se encontraban ocupadas o desempleadas). Mientras que en el gráfico 3 muestro la tasa neta de participación, la cual se define como la fuerza de trabajo dividido por la población total de 15 años o más. Naturalmente, durante la pandemia ambos indicadores cambiaron drásticamente. Más específicamente, entre marzo y julio del 2020, poco más de 260 mil costarricenses salieron de la fuerza de trabajo, un incremento del 15% en tan solo 4 meses. Similarmente, la tasa neta de participación pasó de un 63,4% en marzo del 2020 a 57,1% en julio
Después de estos máximos, ambos indicadores mejoraron en los meses siguientes hasta aproximadamente enero del 2021. Lo cual es consistente con el mundo y el país adaptándose a la pandemia y a las condiciones económicas adversas que esta trajo. Ahora bien, hay dos cosas que vale la pena destacar desde entonces:
Por cierto, este segundo resultado es algo que también se ve para las personas ocupadas del país (Gráfico 4). Haciendo la misma comparación de febrero del 2020 a febrero del 2023, la cantidad de ocupados es 4% menor a hace 3 años (2.142.883 versus 2.227.240).
Todos estos indicadores juntos sugieren una realidad indeseable en el corto plazo: la economía ha venido destruyendo empleos. Además, sigue teniendo problemas para generar empleos a pesar de la recuperación después de la pandemia. Sí, el desempleo está bajando. Pero no es porque se están generando suficientes empleos, es porque hay menos personas en la fuerza de trabajo. Asimismo, hay desigualdades muy claras que se muestran en los gráficos: esta situación es peor en zonas rurales y para las mujeres.
Cabe destacar que toda esta situación no es culpa de nadie en particular. Es la suma de muchos factores: alta inflación, altas tasas de interés, incertidumbre en mercados globales, la pandemia y problemas que han persistido en el mercado laboral costarricense por décadas. Es un problema que como país hemos venido arrastrando desde hace rato y urge atender.
Ahora bien, no todo es negativo. Todas las razones que hacen a Costa Rica un país con enorme potencial siguen existiendo. Pero es urgente que se atiendan las desigualdades existentes en el país y en su mercado laboral.
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Las opiniones expresadas en esta publicación son del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de la Academia de Centroamérica, su Junta Directiva, ni sus asociados.
Publicación original en La República (28/04/2023)Complete the following form and join Central America Academy for information and regular updates.
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