E l martes, la Asamblea General de la ONU tomó una decisión doblemente positiva: el rechazo contundente de Venezuela y la elección decidida de Costa Rica y Chile como miembros de su Consejo de Derechos Humanos, a partir de enero. Los delegados de Nicolás Maduro apenas lograron 88 de 193 votos posibles y fracasaron en su reelección; los costarricenses y chilenos obtuvimos 134 y 144, respectivamente.
En esta oportunidad, tocaba elegir, por un período de tres años, a 14 de los 47 integrantes del Consejo, en representación de sus cinco grupos regionales. A América Latina le tocaban dos.
Para Costa Rica, este triunfo reivindica dos reveses previos: uno en el 2014, cuando perdimos la reelección del asiento que logramos en el 2011; otro, en el 2019, cuando, apenas un par de semanas antes, decidimos competir para frenar a Venezuela, a pesar de que en enero habíamos inscrito la candidatura del 2022. Quedamos 96 a 105, una diferencia baja, pero pérdida al fin.
La falta de preparación (atropello en el último caso) fue determinante en esos resultados. Sin embargo, el Ejecutivo aprendió la lección y, desde el propio 2019, comenzó la campaña que condujo al éxito del martes. En Nueva York, donde ocurre la elección, fue encabezada por el embajador Rodrigo Alberto Carazo, junto con Christian Guillermet (alterno hasta marzo del 2020 y hoy vicecanciller), y Maritza Chan, quien entonces sustituyó a Guillermet y, como embajadora desde agosto, articuló la recta final del esfuerzo, con apoyo del canciller Arnoldo André. En Ginebra, sede del órgano, la campaña la impulsaron Elayne Whyte, representante ante esa sede hasta febrero del 2020, y Catalina Devandas, su sucesora.
La importancia del Consejo de Derechos Humanos siempre ha sido relevante. En la actualidad, sin embargo, es crucial, sobre todo porque dos miembros permanentes del de Seguridad —Rusia y China— son responsables de grandes atrocidades, en Ucrania y Xinjiang, y han desplegado toda la presión posible por evitar condenas. Los rusos han fracasado, pero los chinos, hasta ahora, lo han logrado.
Costa Rica y Chile, por su trayectoria, son dos excelentes adiciones. Junto con muchos otros de los elegidos el martes, pueden mejorar el balance de fuerzas en el organismo. Es un gran compromiso que el país debe cumplir con convicción y decisión.
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Publicación original en La Nación (13/10/2022)