R ecorrer las poco profundas aguas de nuestra política electoral implica, hoy, toparse con objetos y especímenes —o partidos y candidatos— de muy diversa índole. Algunos son como plásticos de un solo uso, que tras cumplir cierta función ya solo contaminan. Otros navegan en barcas chamuscadas, o aún no probadas y de dimensiones imprecisas, pero acumulan horas de mar, revisan hojas de ruta o cuentan con tripulación para dirigir el barco que se llama Costa Rica. Entre estos dos extremos, la diversidad de criaturas flotantes supera a las que Ulises se topó de regreso a Ítaca.
¿Cómo identificarlas y examinarlas para decidir a cuál seguir? Son muchos los referentes posibles. De aquí a febrero espero comentar varios. Hoy comienzo la tarea con un preliminar (y riesgoso) intento: clasificar los partidos en siete categorías y dos grandes grupos. Van a continuación.
Orientados a la política pública.- 1) Con trayectoria y experiencia de navegación (gobierno): PLN, PAC y PUSC. Sus estelas no siempre han sido cristalinas, pero tienen cuadros, conocen los caminos y es posible suponer a qué atenernos. 2) Con trayectoria, algunos cuadros y varados en puerto: Restauración Nacional y Frente Amplio. 3) Sin trayectoria, con cuadros en construcción y hoja de ruta: Liberal Progresista.
Orientados a lo ocasional.- 4) Testimoniales y personalistas: Nueva República y Unión Liberal. 5) Con banderas conocidas y algún kilometraje, pero más instrumentales que sustanciales: Republicano Social Cristiano, Nueva Generación, PIN, Unidos Podemos, PASE, Movimiento Libertario. 6) Inmóviles, por ahora: de los Trabajadores y Unión Demócrata Cristiana. 7) Porteadores, con pasajeros disímiles: Costa Rica Justa, Progreso Social Democrático, Fuerza Nacional y otros aún en los muelles, a la espera de quienes los contraten.
Para las decisiones, a la consideración sobre los partidos, habrá que añadir la de los candidatos o candidatas y sus propuestas. Muchos no pretenden llegar al gobierno, sino incorporarse a una fracción opositora o calentar una curul individual. Cualquiera que sea el caso, propongo medirlos con rigor. Porque pedir votos no consiste, simplemente, en disfrazarse de capitán o almirante. Hay que saber leer los mapas, usar los instrumentos, conocer el rumbo y tener con quienes emprenderlo.
Envíe sus dudas o comentarios a radarcostarrica@gmail.com
Las opiniones expresadas en esta publicación son del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de la Academia de Centroamérica, su Junta Directiva, ni sus asociados.
Publicación original en La Nación (26/08/2021)