P or ser un precio de consideración para una economía abierta como la costarricense, casi todos estamos pendientes de lo que pasa con el tipo de cambio. En los últimos meses, ha venido dando saltos y tumbos. Pasó de ¢645 en enero a ¢700 en junio, para luego bajar a ¢640 en cuestión de nueve semanas y subir ¢23 en solo nueve días. ¿Por qué tanta volatilidad?
Las importaciones crecieron más que las exportaciones, sobre todo, debido a los altos precios del petróleo y otras materias primas. El turismo se recupera, pero aún no llega a los niveles prepandémicos. De ahí, algo de la presión sobre la depreciación.
Las tasas de interés en colones y dólares, que estaban muy bajas, han empezado a subir. Esto cambia las expectativas de los agentes económicos en cuanto a si ahorrar en colones o en dólares, y modifica, a la vez, la demanda de dólares.
Ahora bien, hay que entender que los mercados tienden a ser cambiantes, no estáticos, y aún más en el caso del de las divisas en Costa Rica, que es pequeño y con relativa poca competencia. Hay unas cuantas (pocas) ballenas en la pecera, que cuando se mueven causan grandes oleajes. Por tanto, el Banco Central, consciente de esto, viene trabajando en aumentar el grado de competencia en el mercado.
La regulación sobre la posición en moneda extranjera de los participantes del mercado cambiario, basada en el cálculo de un promedio mensual, es otro factor que agrega volatilidad. Si bien se les debe permitir cierta flexibilidad a los participantes para que modifiquen su posición, con el fin de acomodar los cambios del mercado, no puede ser tanta.
El Banco Central también debe revisar su política de intervención en el mercado cambiario, particularmente la que efectúa a través de la compra y venta de divisas a las instituciones no financieras del sector público, lo cual es poco transparente. Por ejemplo, durante mucho tiempo, el Central dijo que vendía divisas a instituciones para que, cuando le entraran fondos externos, empezar a comprar el sobrante de divisas del mercado. Pero ahora que entraron unos fondos del FLAR y del BID, el Banco Central fue muy tímido en la compra, y permitió que el tipo de cambio bajara fuertemente, lo que exacerbó la volatilidad.
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Publicación original en La Nación (02/09/2022)