E n la lucha contra la inflación, la mayoría de los bancos centrales han adoptado una política monetaria sumamente restrictiva. Luego de haber sido muy manos sueltas durante un buen tiempo, ahora sienten la necesidad de recoger el excedente de dinero que circula en las economías.
Al subir las tasas de interés, pretenden incentivar el ahorro (que la gente gaste menos), y que los créditos sean más caros (también para que la gente gaste menos). Al contraer la demanda, la idea es que los precios de los bienes y servicios bajen. Oferta y demanda. Menos demanda, precios más bajos.
Indirectamente, la política de contracción de demanda hace que la producción y el empleo caigan. O sea, para combatir la inflación de precios, un flagelo sumamente dañino sobre los más pobres, en el corto plazo aumenta el desempleo, que es otra calamidad.
En muchos países los políticos, conmovidos por los efectos negativos sobre las familias, reaccionan con políticas de repartición de ayudas y subsidios. Al aumentar el gasto público, luego deben, subir los impuestos o contraer más deuda. Lo que eventualmente implica otro efecto negativo sobre las familias. Si no es hoy, será mañana.
El círculo vicioso que se forma es complicado de romper. Los bancos centrales emiten dinero para ayudar a la reactivación económica. Cuando empieza a reactivarse la economía, suben las tasas de interés para evitar más inflación. Al subir el desempleo, los gobiernos gastan más. Luego aumentan los impuestos para pagar por los subsidios otorgados. Y ahí vuelven a entrar los bancos centrales con más dinero para compensar por la caída de ingresos de las familias.
Es como esos choferes que aceleran rápidamente cuando se pone el semáforo en verde, solo para tener que frenar a los 100 metros cuando se topan el siguiente semáforo en rojo.
Como resultado, las economías se vuelven mucho más volátiles ante tanta manipulación. Los que salen perdiendo son los más pobres, a través de más inflación y menos empleo.
En Costa Rica, el Banco Central continúa subiendo su tasa de política monetaria. Está metiendo el freno hasta el fondo, luego de haber acelerado fuertemente la emisión de dinero durante la pandemia. La consigna parece ser que la inflación debe bajar lo más rápido posible, aunque el desempleo se dispare y el colón se aprecie más. Mucha manipulación. Viene más volatilidad hacia adelante.
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Publicación original en La Nación (28/10/2022)