E n abril de 2015 Costa Rica inició un complejo y riguroso proceso de ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). La oportunidad no busca acceder a préstamos, donaciones, avales ni garantías de pago, sino transformar el Estado en línea con las mejores prácticas internacionales.
Pertenecer a la OCDE nos ubica en una plataforma de conocimiento con acceso a una base de datos estadísticos de amplia cobertura, confiable y comparable entre países con altos niveles de desarrollo económico y social; fortaleciendo el diseño, ejecución y evaluación de políticas públicas con base en evidencia. En otras palabras, nos acerca a los mejores para elevar la calidad de nuestras políticas y servicios públicos para el beneficio de todos los ciudadanos.
Poco más de tres años después, Costa Rica se mantiene en ruta. Quedan pendientes 10 de los 22 comités técnicos que evalúan la voluntad y capacidad de nuestro país para cumplir con los estándares de la Organización en las áreas de inversión, competencia, cohecho, gobierno corporativo, mercados financieros, gobernanza pública, política ambiental, análisis económico del desarrollo, estadísticas y pesca. Para cada caso se espera que Costa Rica avance en las reformas administrativas, regulatorias y, sobre todo, legales que demuestren su compromiso con las buenas prácticas.
En ese contexto, la Asamblea Legislativa creó en septiembre de 2018 una Comisión Especial encargada de conocer y dictaminar los proyectos de ley que responden a las recomendaciones de la OCDE. Conformada por jefes de fracción y la Presidencia de la Asamblea, la Comisión refleja el marcado interés del Poder Legislativo por avanzar en el proceso. Esto se suma al esfuerzo continuo que han llevado a cabo distintas instituciones públicas lideradas por el Ministerio de Comercio Exterior en un proyecto país que ha superado dos gobiernos y espera completarse en el 2020.
Ante tan ambiciosa meta, la tarea se complica. Recientemente la OCDE solicitó acelerar el paso, pues la ventana de oportunidad se está cerrando. Agregan presión al afirmar que otros países esperan ser invitados a iniciar su proceso de ingreso, entre ellos Brasil, Argentina y Perú.
Y no es casualidad. Costa Rica es un país caracterizado por lentas reformas. Algunas recomendaciones de la Organización corresponden a desafíos estructurales que el país ha venido enfrentando en las últimas décadas.
Por ejemplo, nuestra política de competencia responde a una ley aprobada casi 25 años atrás y, como resultado de su antigüedad, presenta brechas importantes con respecto a los estándares internacionales de buenas prácticas. Otros desafíos consisten en abordar el débil desempeño fiscal en el contexto de un continuo deterioro y la persistencia de riesgos sistemáticos en el sector financiero.
El reto, lejos de suponer un problema, debe motivar a los diputados y autoridades involucradas a redoblar esfuerzos para continuar “despacio, pero con prisa” hacia la meta. El ingreso a OCDE es una gran oportunidad para transformar, evaluar y dirigir nuestro país hacia un desarrollo más inclusivo y sostenible.
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Articulo original de CRhoy