E n la literatura económica existen una serie de conceptos que dan la impresión de tener un determinado significado, pero al final las implicaciones pueden ser muy diferentes. Conocidas como paradojas, se caracterizan por ser ideas en apariencia extrañas, pero opuestas a la opinión general. Algunas paradojas son razonamientos en apariencia válidos, con premisas supuestamente verdaderas, pero que conducen a situaciones contrarias al sentido común.
Las paradojas en economía pueden surgir cuando el analista no toma en consideración los efectos totales de alguna decisión, o cuando las circunstancias particulares inducen a resultados distintos a los esperados. Es muy importante tenerlas en cuenta para evitar costos elevados para la sociedad, sin ninguna justificación. En este artículo trataré de esbozar algunas, especialmente las que estimo de utilidad en la presente coyuntura nacional.
Tasas impositivas más elevadas mejorarán la recaudación tributaria. No necesariamente, pues aumentar los tributos podría inducir a una mayor evasión, a una contracción del consumo y/o de la inversión. En la literatura económica existe una teoría que sugiere que, en cierto momento, mayores tasas impositivas, más bien podrían provocar una menor recaudación (Curva de Laffer). Los ingresos totales del fisco podrían incrementarse con tasas tributarias similares y con bases más amplias y menos exoneraciones. Nuestro país requiere de una modernización del sistema tributario para simplificarlo, ampliar su cobertura y facilitar su control y pago correspondiente.
Reducción del gasto del Gobierno afectará el dinamismo de la economía. No necesariamente. Según la Paradoja de la Austeridad si todos los individuos reducen los gastos, al final la menor demanda interna disminuirá el crecimiento. Un escenario de esa naturaleza puede presentarse en el corto plazo, pero muchos estudios sugieren ajustar los gastos corrientes (no los de inversión) y mejorar el entorno para estimular al sector privado (mayor estabilidad, menores tasas de interés, mejora en la competitividad). Este podría más que compensar el menor gasto del Gobierno.
Más Instituciones y mayores erogaciones mejorarán los servicios públicos. No necesariamente. En muchas ocasiones más bien tienden a duplicar las funciones, aumentar la burocracia y a encarecer los trámites requeridos. En la última década se han creado muchas instituciones e incrementado los gastos del Gobierno en alrededor de 5 puntos porcentuales del PIB y los servicios ofrecidos continúan muy deficientes. Los gastos se han dedicado a mayores salarios y los gastos de capital y obras de infraestructura se han estancado. Tampoco se ha mejorado la calidad de la educación ni la aplicación de la Justicia, a pesar de los mayores presupuestos asignados. Hay que aprobar el Presupuesto con base en resultados y metas establecidas.
Bajas tasas de interés en colones beneficiarán a la economía por los menores costos de los créditos. No necesariamente, pues podría inducir cambios en la composición del ahorro (i.e., hacia dólares) o incluso salidas de capital. Fue lo que sucedió en la primera parte de este año cuando el BCCR no decidió ajustar las tasas de interés en moneda nacional, mientras la Reserva Federal de Estados Unidos lo había hecho en tres oportunidades. Ello provocó presión en el mercado cambiario y pérdida de reservas monetarias. Posteriormente más bien tuvo que realizar un significativo ajuste en las tasas de interés en colones. En algunos casos también bajas tasas de interés podrían inducir una mayor expansión del crédito total y/o hacia deudores poco confiables, lo que podría afectar la estabilidad económica y financiera.
El control de precios contribuirá a reducir la inflación. No necesariamente. El control de precios podría desestimular la producción de los bienes y servicios afectados y provocar desabastecimiento y acaparamiento. Si eventualmente no se ajustaran los precios, más bien surgiría la especulación, el contrabando y los mercados informales. Lo mejor sería propiciar una mayor competencia, apertura y transparencia y sólo aplicar ciertos controles a mercados monopolísticos. Si se pretende mejorar las condiciones de algunos productores o ciertos consumidores, lo recomendable sería otorgarles un subsidio directo con cargo al Presupuesto. Estas implicaciones también aplican para el tipo de cambio y los mercados de divisas.
Mayores salarios mínimos incrementarán los ingresos de los trabajadores. No necesariamente. Si existe alto desempleo, si es estructural, si existe poco dinamismo económico y los salarios ya son comparativamente elevados a nivel internacional, más bien podría empeorar la situación de los trabajadores, especialmente los que están desocupados. Podría ser recomendable mejorar las condiciones para la inversión privada y, eventualmente, hasta reducir las cargas sociales de ciertas actividades para evitar un encarecimiento de la mano de obra. Inclusive, las acciones podrían complementarse con programas de capacitación y de educación dual. Los trabajadores se benefician más con una economía próspera y dinámica.
Mayor regulación mejorará la seguridad y desempeño de algunas actividades. No necesariamente. La regulación puede ser aceptable hasta cierto punto, pero más allá podría ser poco efectiva. La regulación y supervisión es costosa y debe ser financiada. Como la regulación generalmente va rezagada con la realidad, muchas veces tiende a entorpecer las innovaciones y la creatividad. En otras oportunidades, puede inducir a la creación de mercados informales, perder control y valiosa información. La fuerte regulación en el sistema financiero no ha evitado que en las últimas dos décadas se otorguen créditos cuestionables y hasta se haya tenido que cerrar dos bancos estatales, a pesar de la garantía ilimitada del Estado. Hay que mejorar la gobernabilidad, la transparencia, el análisis de riesgos y hasta la misma estructura del sistema financiero.
Articulo original de CRhoy