L a contratación pública es esencial para la dotación de obras y la prestación de servicios, que la sociedad requiere. Vista desde la óptica privada, la contratación es, además, el medio para incidir en la generación de oportunidades para producir; promover el crecimiento económico; sostener y crear empleos, como para cerrar brechas en áreas donde usualmente hay discriminación. En términos del PIB, OCDE indica que los países invierten alrededor del 12%, del PIB, en contratación pública. Se trata, pues, de una actividad que dinamiza el mercado.
La contratación es relevante porque trata de una actividad económica que permea las economías locales y global; es la herramienta para prestar servicios a la gente, con lo cual se da cumplimiento a la oferta política del gobierno de turno.
Ahora, la contratación necesita, para lograr sus cometidos, de funcionarios con las competencias, motivación y cualidades técnicas como de integridad, para asegurar su éxito. Es acá donde la pauta común es la no planificación de la profesionalización. Sumado a que no hay condiciones regulatorias, de política pública o planes de acción idóneos para que el recurso humano mejore.
Con la Ley general de contratación pública, a menos de un mes de cumplir su primer aniversario, el país tiene el reto de atinar en la profesionalización. Están las condiciones para incidir en crear una cultura renovada, sobre una gestión con excelencia en la contratación estatal.
La contratación pública ocupa de personas -Sala Constitucional S. 2004-9234- que entiendan que ellos, y las entidades en las que trabajan, “están llamadas a ser verdaderas casas de cristal en cuyo interior puedan escrutar y fiscalizar, a plena luz del día, todos los administrados.” Pero, no en pocas entidades encontramos irregularidades y corrupción por doquier. Surge una verdad incómoda y es que, así como es majestuosa la belleza del Teatro Nacional, es igual de majestuoso el déficit profesionalización -adrede o negligentemente presente- que incide y atropella la integridad esperada.
Profesionalizar no es solo capacitar. Tampoco es solo crear solo una carrera administrativa. No es crear procedimientos o estandarización de documentos aisladamente. Profesionalizar no es llevar cursos desordenados. No es tampoco dar por sentado que se conocen las competencias, funciones y procesos en que está cada funcionario.
La profesionalización busca, no tengamos la mínima duda, que, en la gestión de la contratación, haya un grupo de funcionarios sólidamente formados, que están dentro de un proceso regular de perfeccionamiento de sus competencias, para desarrollar los procedimientos de contratación con integridad y alto criterio técnico de calidad, pensando en corolarios como valor por dinero, o la mayor eficiencia y eficacia factible. Es, también, generar un sentido de pertenencia en el área funcional, que alcance lo mejor para el país, para la sociedad.
Hoja de ruta. Para alcanzar la profesionalización, se debe:
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Publicación original en crhoy.com (15/11/2023)