E n una reciente actividad organizada por la Academia de Centroamérica, don Luis Liberman, ex vicepresidente de la República y connotado banquero y economista, hizo un análisis muy agudo de las limitaciones que obstaculizan que nuestro país obtenga todas las ventajas que un mercado de capitales puede ofrecer para dinamizar el sector productivo nacional.
Quiero aprovechar este espacio para destacar algunos de los puntos más importantes de su análisis.
En primer lugar nos recuerda como un mercado de capitales más eficiente mejora la asignación de recursos, estimula las oportunidades de inversión y moviliza el ahorro, tanto local como externo, ayudando a incrementar el crecimiento económico y a diversificar el riesgo de los ahorrantes e inversionistas.
A continuación don Luis señala que si bien el sistema financiero se ha ido modernizando en las últimas dos décadas, este desarrollo ha sido desigual. El sector bancario ha sido muy dinámico resultado de la incorporación de jugadores internacionales y la profesionalización de las entidades locales. El sistema bancario como un todo ha visto además fortalecida su base de capital.
En contraste, el sector no intermediado, el de los emisores corporativos de oferta pública, muestra una contracción. El efecto de estrujamiento del Gobierno ha ido en incremento y las condiciones en que el Estado realiza sus colocaciones resultan en un mayor dispersión y una menor liquidez. Las recomendaciones para implementar las mejores prácticas en la gestión de la deuda pública no han podido darse dada la premura fiscal. Todo lo anterior afecta la capacidad del mercado secundario de valores de generar precios oportunos y robustos. Es muy importante, reconociendo las limitaciones actuales, avanzar con medidas tales como la creación de un programa de creadores de mercado.
Por otra parte, en lo que a inversionistas institucionales se refiere, el Doctor Liberman señaló su carácter conservador, que, junto con normativa que privilegia la adquisición de deuda pública, resulta en altas inversiones en valores de corto plazo y predominantemente del sector público. En este punto subrayó la necesidad de reconsiderar un emisor soberano con una calificación de B, como cero riesgo y emisores privados de mejor riesgo de crédito como de menor calidad.
Desde su perspectiva, el diagnóstico para el mercado de acciones, o renta variable, es aún más desalentador. En la actualidad, existe un único emisor con alguna liquidez, los inversionistas institucionales no han mostrado interés en adquirir las habilidades requeridas para comprar este tipo de activos, el tamaño del mercado es un reto que debe de enfrentarse con creatividad, la cultura bursátil a nivel del inversionista individual debe trabajarse y al igual que en el caso de renta fija, la baja liquidez requiere procesos de formación de precios que reconozcan todas estas limitaciones.
En conclusión, don Luis señala que dada la importancia del mercado de capitales para el desarrollo de una economía como la costarricense, es fundamental desarrollar cuanto antes una agenda de trabajo que vaya atendiendo todos estas limitaciones. No puedo estar más de acuerdo.
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Articulo original de CRhoy