G obierno corporativo se refiere a un sistema de reglas, procedimientos y procesos mediante el cual una organización es dirigida. Este sistema busca armonizar los intereses de las diferentes partes interesadas en una empresa, tales como accionistas o miembros de junta directiva.
El gobierno corporativo se refiere a nada menos que del código de acción de las organizaciones, ya sean éstas públicas o privadas.
La crisis financiera tuvo como uno de sus grandes detonadores la ausencia de robustos marcos de gobierno corporativo. La falta de controles basados en riesgos llevó a que se generara un nivel de consumo por encima de las capacidades, dando paso a vulnerabilidades que desencadenaron en graves problemas.
Las buenas prácticas de gobierno corporativo enfatizan en la adecuada e independiente dirección y administración de las empresas y para ello las juntas directivas –nombradas por las asambleas de accionistas-, como principales responsables, son las llamadas a velar por la gestión de riesgos, la solidez financiera y el ordenamiento interno, entre otros.
El marco de gobierno puede variar de una organización a otra, ya que aspectos como el tamaño y la naturaleza jurídica pueden requerir diferentes estructuras; lo cual está alineado con el principio de proporcionalidad organizacional.
No obstante lo anterior, hay elementos que deben estar presentes en cualquier cuadro de gobierno. Contar con un cuerpo director y gerencial idóneo, con responsabilidades y mecanismos de rendición de cuentas claramente establecidos, es una condición necesaria para el éxito de las actividades.
En el país hay aproximadamente 300 instituciones públicas y decenas de miles de empresas privadas, donde la mayoría son dirigidas por una junta directiva o una figura similar, por lo que cabe preguntarse: ¿Cuántas de ellas cumplen con lo antes mencionado? y ¿Cómo se aborda esta idoneidad?
La idoneidad se analiza desde las ópticas individual y grupal. Individualmente, es deseable que una persona que aspire a dirigir tenga amplia y demostrable formación y experiencia en el campo de interés. Asimismo, es ideal que la persona cuente con un impecable historial de honestidad e integridad.
La visión grupal busca que el órgano de dirección esté conformado por personas con un balance de habilidades, competencias y conocimientos, de tal forma que colectivamente posean las aptitudes necesarias para guiar, eso sí, dentro del giro del negocio correspondiente.
Sobre la primera pregunta, el documento de la Contraloría General de la República, publicado el mes pasado, titulado Informe de seguimiento de la gestión del órgano de dirección en el gobierno corporativo de las entidades públicas costarricenses, ayuda en parte a responder.
El informe analiza la aplicación de prácticas de buen gobierno corporativo en 57 entidades públicas y encuentra que si bien el país dispone de regulación que orienta el buen gobierno, su alcance no es obligatorio en todos los casos, su avance está en etapa de formación y los resultados varían por sector.
En cuanto a hallazgos generales del documento, de un total de siete sectores cubiertos, se destaca el financiero, con un nivel de aplicación de prácticas de buen gobierno corporativo de 70% (el mayor), impulsado por esfuerzos en estructura organizacional, cultura y riesgos.
El resultado del caso financiero responde en parte al desarrollo reciente de regulación financiera sobre gobierno corporativo e idoneidad -lo cual se menciona en el documento-, lo que es compatible con la motivación del ente contralor de pensar en una estrategia país de gobierno corporativo.
A pesar de lo antes dicho, en estructura del órgano de dirección, ningún sector alcanzó siquiera el 60% de aplicación de buenas prácticas y en ese rubro, el diseño e implementación de mecanismos para verificar la idoneidad y perfiles de los miembros de los órganos de dirección aparece como una oportunidad de mejora.
Desafortunadamente, lo antepuesto refleja un problema grave, ya que si se tienen problemas de idoneidad y dirección en los máximos responsables de una organización, es limitado lo que se podrá esperar de los niveles sub-siguientes en la cadena de orientación y ejecución de operaciones.
En cuanto al gobierno corporativo privado, su análisis es mucho más complejo, al menos por diversidad y cantidad. Sin embargo, se ofrecen dos consideraciones. La primera es que, salvo algunas excepciones (empresas familiares, por ejemplo), éstas tienen mayor libertad para diseñar su gobierno. La segunda es que ciertamente su historial de prácticas de dirección no está exento de fallas, por el contrario, registra casos enormes, especialmente a nivel internacional.
Ahora bien, la mejora en el gobierno corporativo nacional (público y privado) dependerá de las acciones de todos, abarcando a participantes internos y externos a las diferentes iniciativas. Es por esto que se necesita una revisión crítica y frecuente de los marcos de gobierno corporativo, iniciando en las juntas directivas.
Finalmente, no se debe olvidar que en una economía casi todo se reduce al consumo de bienes y servicios, por lo que es prudente que, independientemente del caso (inversión, educación, salud) los consumidores hagan un esfuerzo adicional por informarse acerca de la dirección y composición que lleva la organización a la que le están dando su confianza, lo cual les pagará con réditos el tiempo invertido.
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Publicación original en crhoy.com (18/10/2019)