E n estos días se encuentra en el país el equipo técnico a cargo de verificar el cumplimiento de las condiciones que Costa Rica se comprometió a cumplir en el marco del crédito de Servicio Ampliado por 1.778 millones de dólares. Si bien las metas cuantitativas se están cumpliendo resultado de una gestión responsable por parte del Ministerio de Hacienda y el Banco Central, la agenda de reformas legales no camina, resultado de la gestión irresponsable de los actores políticos que anteponen sus intereses electorales a los intereses de los costarricenses. Afirmo esto de forma tajante pues lo presentado en la Asamblea, con un par de excepciones, consiste no más en darle un poco de racionalidad a un desbocado gasto público y a aumentar los impuestos que contribuyen los sectores relativamente mejor económicamente de nuestra sociedad. Nada estructural ni revolucionario.
Si como país no podemos lograr acuerdos para avanzar con esta condición necesaria pero no suficiente, otras reformas, que sí son estructurales y que van a requerir modificar de forma importante la manera en que el Estado logra velar por el bien público, el optimismo cada vez se hace más fugaz. Entre estas reformas por discutir y sobre las cuales hay que tomar acción es la relacionada a la manera en que está organizado y supervisado nuestro sistema financiero.
Hace unos veinte años, tuve la oportunidad de estar cerca de la discusión en torno a la apertura de la telefonía móvil en nuestro país. Los representantes del ICE, que a pesar del tiempo transcurrido parecen ser inmutables, se oponían rotundamente a entregar las “joyas de la abuela” a terceros cuyos mezquinos intereses estaban en contra de los verdaderos intereses del pueblo costarricense (imposible no tener un sentimiento de deja vu al escuchar el debate en torno a las frecuencias 5G). Ya todos conocemos cómo se desarrolló esa historia: hoy en día una línea celular se consigue en minutos, y no en meses, y los planes ofrecidos le dan al consumidor muchas alternativas entre las cuales escoger. El cambio fue mucho más allá: la telefonía internacional, gallina de los huevos de oro en los 90s, desapareció al ser sustituida por planes de datos que permiten, utilizando diferentes apps, tener conectividad con cualquier parte del mundo pagando unos pocos centavos.
Así como cambió la industria de las telecomunicaciones, hoy en día se está transformando la industria financiera. Las repercusiones de este ajuste estructural impactan ya no solo a los proveedores de servicios financieros y quienes los consumen, afectan las finanzas públicas, la lucha contra el lavado de dinero y la capacidad de nuestra economía de competir frente a otros países ya han abrazado esta tendencia reconociendo todo su potencial.
El mejor lugar para ilustrar lo dicho es en el área de medios de pago. Nuestro país tiene uno de los sistemas de pagos más desarrollados de la región y podría uno decir que del mundo. Hoy en día el SINPE permite crear domicilios financieros a cada producto autorizado en el mercado lo cual hace que poco a poco se vaya perdiendo la vinculación que tiene el cliente con una única entidad financiera. Dicho de otra manera, hoy en día es posible tener la tarjeta de crédito con el banco que cobre la menor tasa, las cuentas corrientes con el banco que cobre menos por acceder al efectivo y los depósitos con el que pague los mejores intereses. Sin embargo, aún no es tan amigable. Esto está cambiando: fintechs especializadas en servicios de pago permiten una integración, gracias al SINPE, de todos estos productos en un solo lugar con herramientas que facilitan su gestión y le dan mucha libertad al consumidor de servicios financieros de optimizar el uso de estos. En la Unión Europea esta tendencia dio paso al “open banking” donde el cliente es dueño de su identidad financiera y puede autorizar a quien quiera verla independientemente del banco donde haya operado.
De igual manera, la industria de remesas al exterior va por el camino de la telefonía internacional. De acuerdo con el Banco Mundial, ya hoy en día el costo de realizar una remesa por medios digitales es 20% menor al costo de hacerlo por un intermediario tradicional. Esto es solo el principio, plataformas como Wise, una app que ya hoy en día puede accederse en Costa Rica, baja el costo en casi un 50%. Siguiendo con este ejemplo, desde un celular es posible tener saldos en monedas de más de 50 países.
Tal como se apuntó arriba, al ampliarse el acceso a proveedores de servicios financieros ubicados, para todos los efectos prácticos, en la nube de Amazon, es posible operar un negocio que emplea costarricenses sin que quede registro local de esa relación laboral: una compañía de desarrollo de software con ventas regionales contrata sus ingenieros por servicios profesionales por medio de una subsidiaria ubicada en una jurisdicción con tratamiento fiscal favorable, le paga a sus empleados en una cuenta en Gibraltar, que ellos acceden por medio de un app y que tiene asociada una tarjeta de débito o crédito. El ahorro en cargas sociales e impuestos le permite a la empresa pagar mejores remuneraciones que las empresas tradicionales. Un sector muy dinámico de nuestra economía que operar 100% en la informalidad, sin mayores problemas.
El reto que tenemos por resolver es crear un sistema de incentivos y de protección al consumidor financiero que desestimule la informalidad, anteriormente concentrada en aquellos sectores de la economía menos sofisticados, y que hoy en día está, gracias a la revolución en los servicios financieros, a un click de distancia sin desestimular la innovación y la competencia.
En un país con una mayor madurez política, estos serían los temas por discutir en las próximas elecciones. Desafortunadamente es más probable que a los candidatos se les pida definir si están a favor o en contra de tasar el salario escolar de todos los trabajadores con excepción de aquellos que viven de los impuestos que pagamos la totalidad de los costarricenses. Aprobemos ya las leyes acordadas con el Fondo y promovamos una verdadera discusión de los temas de fondo.
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Las opiniones expresadas en esta publicación son del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de la Academia de Centroamérica, su Junta Directiva, ni sus asociados.
Publicación original en CRHoy (05/10/2021)Complete the following form and join Central America Academy for information and regular updates.
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