D urante el 2019, los mercados financieros lograron sobrepasar el alto nivel de incertidumbre política. Las tensiones comerciales entre los EE. UU. y China adicional a la incertidumbre con Norcorea, beligerantes relaciones con Rusia, y un distanciamiento político entre USA con Irán y Venezuela, así como situaciones sin resolver como el Brexit, no evitó las grandes ganancias de los mercados a principios del 2020. Sin embargo, era evidente la situación en la economía real donde la desaceleración en el comercio mundial debilitaba las perspectivas de crecimiento, y la incertidumbre aumentaba con niveles de mercados en máximos históricos, preguntándonos hasta dónde iba a llegar.
Desde inicios de febrero de este año, se han visto cambios importantes en los activos financieros de los mercados internacionales tales como materias primas, bonos y acciones, donde la desaceleración ya estaba en áreas más cíclicas del mercado, particularmente los commodities y se ha intensificado con el impacto del coronavius COVID-19.
Habiendo agotado en gran parte las herramientas de política monetaria, los bancos centrales se enfrentan a menores efectos positivos de las estrategias y un aumento de los efectos secundarios por el mecanismo de transmisión monetaria aplicada, que se acelera con la reciente crisis del COVID-19, donde el pánico volvió a dominar los mercados, con importantes caídas en las bolsas agitadas por la preocupación ante la expansión del virus y la inminente recesión económica mundial.Los mercados financieros continúan con altas volatilidades, búsqueda de refugio, y en algunos casos, ampliación del apetito de riesgo, donde se ha visto un ajuste de precios en todas las clases de activos, a la baja (bearish market).
Luego de analizar el proceso de reducción del precio de los activos de riesgo en situaciones similares, se ha identificado tres etapas, que se denominan: "reducción de riesgo", "desactivación de liquidez" y por último "desactivación fundamental".
En la primera etapa, la reducción de riesgo se refiere a la conversión de la asignación de activos riesgosos a activos libres de riesgo con la misma cantidad de liquidez o menos por los menores precios.
La segunda etapa se produce después de la reducción del riesgo, lo que significa que, bajo cierto coeficiente de apalancamiento, la disminución de los precios de los activos genera una demanda adicional de liquidez y su oferta general en el mercado es escasa, lo que resulta en un desequilibrio en la liquidez del mercado., generando mayores tensiones y aplicación de medidas contingentes por parte de todos los agentes económicos.
Ante variables exógenas como el coronavirus, fallas de negociación de la OPEP+, y variables endógenas como los recortes de tasas de interés de la Reserva Federal y las elecciones presidenciales de EE.UU. (noviembre 2020), se genera una multicorrelación compleja que genera reacción de los participantes, la cual se retroalimenta en los precios de los activos financieros, esta situación aumenta la necesidad de liquidez en las estrategias cuantitativas como paridad de riesgo, donde la asignación del portafolio se basa en la correlación negativa de los activos, pero al darse vuelta esa correlación a niveles positivos, el modelo obliga a vender las posiciones (risk-off vrs risk-on), donde con el efecto de apalancamiento, afecta más aún los precios. Las acciones estadounidenses cayeron y los rendimientos de la deuda estadounidense aumentaron. Como resultado, ante la masiva venta de activos, determinada por el faltante de liquidez.
Y, por último, la tercera etapa, bajo el escenario de políticas monetarias limitadas, se espera reducción de la riqueza, pérdidas en los montos de las pensiones y la contracción de los precios en los activos reales que inhibirían el consumo.
Aunque la evolución de la pandemia sigue sin estar clara, si los controles sanitarios de seguridad no logran contener la expansión del virus SARS-CoV-2, y los mercados financieros anticipan un impacto mayúsculo en las cadenas de suministros que resulten en recortes de producción, la incertidumbre será la única constante dentro de la matriz de información de los inversionistas para rebalancear su portafolio.
La evolución de un proceso cíclico dinámico a otro proceso más disruptivo, se lleva a cabo con la interrupción por fuerzas externas, y parte de las fuerzas externas es la respuesta de EE.UU. a la pandemia y las políticas monetarias de la Reserva Federal y las fiscales del Departamento del Tesoro, donde ya ha comenzado a inyectar liquidez sin precedentes, con el objetivo de evitar deudas elevadas e insostenibles de pequeñas y medianas empresas que las pueda llevar a la quiebra, que causaría altos niveles de desempleo, aunque los altos niveles de endeudamiento y tasas de interés extremadamente bajas, limita los poderes de los bancos centrales para estimular la economía.
Si se logra un equilibrio entre los shocks de oferta y los de demanda agregada, las cargas de la deuda disminuyen, y posiblemente vuelva a generar un ciclo positivo en las economías, donde la relación deuda/ingreso sea sostenible.
Para el comienzo de la reactivación y reasignación de activos, se debe observar muy de cerca que todos los ciclos se apagan en su secuencia, donde el orden será: Riesgo activado - Liquidez activada - Fundamental activado, y los determinantes a estudiar serán:
1) Mejora o estabilización de los activos High Yield (activos financieros que están por debajo de investment grade) de los EE.UU. y pruebas para la finalización del ciclo de reducción de riesgo.
2) Menores fluctuaciones del los índices de volatilidad, si los precios de algunos activos como las materias primas y bonos del Tesoro pueden mostrar un aumento con el fin de parquear las expectativas en el estadio previo de la crisis, o similar, demostrará el final del ciclo de la desactivación de liquidez.
3) Control de casos infectados con COVID-19 en Europa y los EE.UU., y baja en las restricciones, con la posibilidad de terminar el proceso de desactivación fundamental reabriendo así la economía mundial.
Lo anterior serian señales inequívocas que los mercados financieros estarían volviendo a su nivel pre pandémica.
Comuníquese con los autores a través de Gabriel Esteban Alpízar Chaves (puntogalpizar@gmail.com) y Rolando Liang Yin (rolandoliang@gmail.com)Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de la Academia de Centroamérica.