E n un interesante artículo de Abril Gordienko, titulado Cómo impulsar las matemáticas, artes, tecnologías, ingenierías y ciencias (MATIC), la autora nos señala claramente un gran reto país: “refundar la educación es hoy, más que nunca, un pilar cardinal de la reactivación económica, del desarrollo humano, de la productividad, de la competitividad del país y de su adaptabilidad a cualquier tipo de crisis, como la que estamos viviendo”.
En función de ello, me atrevo a proponer la creación de un fondo de avales para créditos a estudiantes que deseen cursar carreras MATIC, sean estas a nivel técnico o de educación superior, por medio del Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD), el cual justifico seguidamente y explico más adelante.
En un estudio de Rafael Arias y Leonardo Sánchez de la Universidad de Costa Rica, se concluye que terminar la universidad podría disminuir la pobreza en Costa Rica por necesidades básicas [v.g. vivienda] hasta en un 33%, las de salud en un 15%, educación en 55% y un 17% en capacidad de consumo. Así, existe evidencia sólida de que, en la economía costarricense, por el hecho de contar con mayor educación, los individuos pueden ver reducida su condición de pobreza.
Por otra parte, de acuerdo con el sétimo Estado de la Educación, la tasa neta de participación laboral entre 2013 y 2018, de las personas con educación superior fue de 74,5% y 72,8%, respectivamente. Esa tasa es claramente mayor que la de las personas sin educación superior con un 59,8%% y 58,4%%, respectivamente. De manera inversa, la tasa de desempleo abierto para las personas con educación superior para estos mismos años es de 4,5% y 5,2%, menor que la de las personas sin educación superior de 8,7% y 8,2%.
Además, en una reciente tesis en la Universidad Nacional, Camilo Santa Cruz y Brayan Delgado encuentran la existencia de una importante brecha entre la oferta y demanda de capital humano (carreras profesionales) para zonas francas en Costa Rica, donde se están desaprovechado más de 35.000 oportunidades de empleos en MATIC. Por ejemplo, 17.000 ingenieros en computación; 7.500 economistas y profesionales en ciencias exactas cuantitativas; 3.200 profesionales en calidad, manufactura y materiales; 2.385 ingenieros en mecatrónica y aeroespacial; y 4.500 ingenieros industriales.
Sabemos que en Costa Rica existe un fondo de créditos para estudios a través de CONAPE. En el año 2021, este fondo otorgó 3.800 préstamos educativos, de los cuales 58% fueron para carreras MATIC (i.e. 2.204 préstamos). El monto total de estos préstamos para carreras en MATIC fue de 14.210 millones de colones; aproximadamente 6.5 millones de colones por estudiante. La mora de la cartera de crédito de CONAPE es del 9.7% (préstamos en mora a menos de 90 días) y la cartera en cobro judicial del 3.1%.
A pesar de lo anterior, entre enero y noviembre del 2022, CONAPE recibió 6.915 solicitudes de préstamos, pero rechazó 3.328 por falta de garantías, principalmente de tipo fiduciario. Suponiendo que 58% de estas solicitudes son en MATIC, esto quiere decir que se rechazaron poco menos de 2.000 solicitudes de préstamos para estudios en MATIC. Esto contrasta inexplicablemente con una demanda insatisfecha de más de 35.000 oportunidades de empleo.
Para ayudar a estudiantes de escasos recursos, CONAPE creó un fondo de avales para préstamos educativos, que en el año 2021 tenía un presupuesto de ¢1.296 millones, con el cual se aprobaron un total de 160 préstamos, pero este fondo es sólo para personas en condición de pobreza, pobreza extrema e indígenas. ¡No para cualquier solicitud en MATIC!
Además, CONAPE posee 40.000 millones de colones adicionales que podría colocar en préstamos para MATIC, aproximadamente 6.154 préstamos a estudiantes interesados en estas carreras. Si pudiéramos garantizar con avales 6.000 préstamos adicionales en carreras MATIC por año, podríamos cerrar la brecha actual de más de 35.000 vacantes, al menos en Zonas Francas, en 6 años.
En adición a las necesidades de las Zonas Francas, están las necesidades del resto de aparato productivo costarricense, principalmente las pequeñas y medianas empresas, las cuales, según la OCDE, requieren de mejor recurso humano para poder incursionar en actividades de innovación que les permita agregar más valor a sus bienes y servicios, y con ellos, insertarse en la economía del conocimiento y en las cadenas de valor.
Con base en los anteriores atestados y considerando que la Ley del SBD tiene como fundamento entre sus diez objetivos, (i) Establecer las políticas crediticias aplicables al SBD, que promuevan el desarrollo, la productividad y la competitividad de los sectores productivos, tomando en consideración el plan nacional de desarrollo y las políticas públicas que se emitan al respecto; y (ii) Fomentar la innovación, transferencia y adaptación tecnológica orientada a elevar la competitividad de los sujetos beneficiarios de esta ley; me permito proponer crear un fondo de avales para créditos a la educación en áreas MATIC, que permita el financiamiento de estudiantes interesados en estas carreras, pero que no poseen garantías para tales créditos.
Debido a la experiencia de CONAPE en este campo, propongo que se inicie con el otorgamiento de avales a préstamos de esa institución en las áreas MATIC. Luego, seguir con intermediarios financieros como bancos públicos y privados, interesados en apoyar la formación profesional en estas áreas, tanto a nivel de pregrado, grado y posgrado, mediante el otorgamiento de préstamos en condiciones similares a las otorgadas por CONAPE. En todos los casos, el Consejo Rector del SBD establecería los incentivos necesarios que prevengan el riesgo moral por parte de los prestamistas, sean estos CONAPE o intermediarios financieros, basados en las mejores prácticas internacionales.
Actualmente se encuentra en discusión un proyecto de ley para reformar parcialmente el SBD (texto sustitutivo del proyecto 23.111), mediante el cual se podría incluir la autorización al SBD para crear el fondo de avales que sugiero. Si queremos combatir la pobreza, el desempleo, la informalidad y la desigualdad, debemos atrevernos a diseñar e implementar políticas que sean posibles de ser ejecutadas mediante la institucionalidad con la cual contamos. No hacerlo, es continuar haciendo lo mismo y como dijo un gran científico una vez, obtendremos entonces los mismos resultados de siempre.
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Publicación original en crhoy.com (14/02/2023)