L a turbulencia no ha cesado y aún puede recrudecer. Sin embargo, ha bajado en días recientes; a la vez, toman fuerza algunos vientos de cola a favor de los proyectos de ley que sustentan el convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El mayor impulso simbólico lo dieron cinco expresidentes —Óscar Arias, Rafael Ángel Calderón, Laura Chinchilla, Abel Pacheco y Miguel Ángel Rodríguez—, con su apelación al patriotismo de los diputados para agilizarlos. De lo contrario, dijeron con razón, «el impacto en el bienestar nacional sería muy negativo». Pero el principal empujón político proviene del PLN. Tras ambivalencias y contradicciones, José María Figueres declaró, en un foro bancario, su respaldo a esas iniciativas, sin mayores requisitos. Fue seguido, días después, por el acuerdo de «avanzar» en ellas, tomado por su fracción legislativa, con prioridad por la ley de empleo público y el impuesto sobre las casas de lujo.
El miércoles la comisión de Hacendarios acordó reunirse con dos asesores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para analizar la propuesta quizá más compleja del conjunto: la renta global. Aunque las discrepancias sean inevitables, al menos indica una voluntad constructiva.
Todo esto se da con el Ejecutivo en control de la agenda legislativa, lo cual le da mayor capacidad de maniobra, a pesar de la llamada «guillotina» legislativa que ya brilla sobre las cabezas de algunos proyectos. ¿O será que ante su riesgo ha aumentado la voluntad de avanzar? Y no debe desdeñarse el veto presidencial a la rebaja del marchamo, un mensaje de responsabilidad necesario para, cuando menos, no deteriorar la precaria confianza de los mercados financieros.
Con cierta ambigüedad retórica el bloque Nueva República anunció que se opondrá a «nuevos» impuestos: alguna puerta deja abierta. El diputado Welmer Ramos, candidato del PAC, se ha empeñado en debilitar las exoneraciones fiscales, y quizá levante obstáculos a otras iniciativas. Lo mismo podrá esperarse de algunos del PUSC y ciertos independientes. Reitero: las turbulencias no han cesado, y seguirán; sin embargo, las posibilidades de avanzar y alcanzar mayorías, aunque sean milimétricas, tienen nueva vida. Quizá, a pesar de las visiones encontradas y las tentaciones electoralistas, pronto haya algunos logros.
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Publicación original en La Nación (04/11/2021)