EGÚN SE LES VEA, hasta los resfríos –si no son muy fuertes– tienen efectos beneficiosos, pues nos obligan a separarnos por un pequeño tiempo de la rutina y ganar vida que, como cantó John Lennon, es lo que le pasa a uno mientras está ocupado haciendo otras cosas. Algo así me ocurrió en el invierno (boreal) del 2004, que en Costa Rica llamamos verano, pues coincide con la época seca (aprovechada por los ticos para ir a la playa, tapar goteras, pintar paredes y muros exteriores y realizar otros menesteres). En efecto, un trabajo que tuvimos que hacer dentro de la casa, obligó a estar moviendo y protegiendo del polvo prácticamente todos los muebles, libros y adornos, me exigió estar presente por buen tiempo en la casa y ello me creó un entorno adecuado para proceder a la revisión de una serie de temas que desde hace mucho había querido juntar, pero que por una razón u otra no había tenido la oportunidad (o, quizá mejor, la determinación) de hacerlo.