La última década ha sido testigo de un proceso de transformación en el ámbito económico de las naciones latinoamericanas. Entre los principales cambios se han presentado están las reformas financieras y la liberalización del comercio exterior y de flujos de capitales.
No obstante el importante avance que países como México, Argentina, Bolivia y Costa Rica han logrado en la modernización de sus economías, otras naciones han enfrentado serios problemas en el diseño y la ejecución de sus programas de estabilización y apertura económica. En varias oportunidades se ha concluido, injustificadamente, que el frascaso de los procesos de reforma económica es la consecuencias de programas que no responden a la realidad latinoamericana, realidad que se caracterizó durante décadas por el poppulismo y paternalismo del Estado.