Luego de veintidós años de mantener un sistema cambiario basado en mini-devaluaciones diarias, el Banco Central de Costa Rica decidió cambiar de régimen en octubre de 2006, hacia uno de bandas cambiarias. El manejo de la política monetaria alrededor de un tipo de cambio semi-fijo, sin cambios abruptos y con cierto grado de predictibilidad, permitió que Costa Rica se haya mantenido sin crisis financieras durante poco más de veinte años.
Al cabo de los años, sin embargo, el Banco Central se ha visto enfrentado con el problema de la “Trinidad Imposible de la Política Monetaria”. Bajo un régimen cambiario de tipo de cambio semi-fijo, con una cuenta de capitales abierta, la política monetaria pierde eficacia en su lucha por tratar de controlar la inflación. La misma predictibilidad que favoreció la estabilidad en la economía se volvió un enemigo de la política monetaria.
Con el nuevo régimen de bandas cambiarias, el Banco Central pretende retomar parte del manejo de la política monetaria, bajo el entendido que este es un paso intermedio hacia un sistema de tipo de cambio más flexible. La estrategia del ente emisor es intentar romper uno de los vértices del triángulo de la “Trinidad imposible”, y así poder llegar a aplicar un sistema de “Metas de Inflación”, con el cual Costa Rica logre mantener la inflación a niveles internacionales.